La zona termal de O Muíño da Veiga estrenó ayer un renovado aspecto, tras la finalización de las obras acometidas para reparar los daños causados por las riadas del pasado invierno. Los trabajos de mejora incluyeron la construcción de una nueva poza de 180 metros cuadrados, para la que se aprovechó un manantial descubierto en el entorno, así como la mejora de las zonas de estancia para los usuarios y los accesos.
El presupuesto destinado para estas actuaciones ascendió a los 109.000 euros, de los cuales 40.000 corrieron a cargo del Ministerio de Política Territorial, procedentes de las ayudas destinadas a paliar los daños ocasionadas por las riadas, mientras que los otros 69.000 fueron financiados a cargo del Concello de Ourense. El muro de protección de las pozas ha sido reforzado con mampostería para evitar los destrozos ocasionadsa por las crecidas del río Miño, sin embargo, estas reformas no garantizan la protección de las pozas porque, según apuntó el concelleiro de Termalismo, José Ángel Vázquez Barquero, las termas están situadas inevitablemente en una zona de riesgo y esto no se puede cambiar.
El alcalde de la ciudad, Francisco Rodríguez, visitó ayer la zona termal en compañía de Vázquez Barquero, donde pudieron compartir con los usuarios impresiones sobre las obras de mejora que amplían la oferta a cuatro pozas aptas para el baño termal. La más reducida contará con 40 metros cuadrados, mientras que la extensión de las tres restantes es de 60, 120 y 180 metros cuadrados, respectivamente.
Rodríguez destacó que en estas pozas emanan aguas de mineralización débil, hipertermales, alcalinas, fluoradas y silicatadas, naciendo a una temperatura de entre los 65 y los 72 grados. Por ello, se ha construído también un sistema para atemperar las aguas hasta conseguir enfriarlas a una temperatura ajustada para el baño, situada entre los 38 y los 40 grados centígrados.
El alcalde de la ciudad, Francisco Rodríguez, visitó ayer la zona termal en compañía de Vázquez Barquero, donde pudieron compartir con los usuarios impresiones sobre las obras de mejora que amplían la oferta a cuatro pozas aptas para el baño termal. La más reducida contará con 40 metros cuadrados, mientras que la extensión de las tres restantes es de 60, 120 y 180 metros cuadrados, respectivamente.
Rodríguez destacó que en estas pozas emanan aguas de mineralización débil, hipertermales, alcalinas, fluoradas y silicatadas, naciendo a una temperatura de entre los 65 y los 72 grados. Por ello, se ha construído también un sistema para atemperar las aguas hasta conseguir enfriarlas a una temperatura ajustada para el baño, situada entre los 38 y los 40 grados centígrados.
