Celsa Rodríguez, la mujer que permanecía desde hace dos meses encerrada en el castillo de Maceda, abandonó esta tarde la fortaleza cumpliendo la orden judicial de desalojo que había solicitado el Ayuntamiento.
El alcalde de Maceda, el nacionalista Xabier Oviedo, agentes de las policías locales de Maceda y Allariz, efectivos de Protección Civil y una ambulancia acudieron a primera hora de la tarde al castillo con la autorización judicial para proceder al desalojo de la familia concesionaria de la gestión hostelera del castillo de Maceda.
El alcalde de Maceda, el nacionalista Xabier Oviedo, agentes de las policías locales de Maceda y Allariz, efectivos de Protección Civil y una ambulancia acudieron a primera hora de la tarde al castillo con la autorización judicial para proceder al desalojo de la familia concesionaria de la gestión hostelera del castillo de Maceda.
El desalojo se produjo sin incidentes y, una vez que los ocupantes del castillo lo abandonaron, el alcalde y los agentes comenzaron a inventariar los bienes que había en el interior.
Celsa Rodríguez permanecía atrincherada en el castillo desde que el grupo de gobierno de Maceda, dando curso a un acuerdo plenario unánime, había retirado la concesión hotelera a su hijo, Xosé Inacio Palomanes, alegando la desatención del servicio y el incumplimiento de las condiciones de la adjudicación. El alcalde pretendía que desalojasen en aquel momento voluntariamente el hotel-monumento, pero la progenitora optó por encerrarse en actitud de protesta y permanecía en el interior, pese a que el Concello había dado instrucciones para que se le cortasen los suministros de agua y electricidad.
Hace una semana, un segundo hijo de la mujer logró acceder al castillo, donde permanecía también hasta hoy haciéndole compañía.
Celsa Rodríguez permanecía atrincherada en el castillo desde que el grupo de gobierno de Maceda, dando curso a un acuerdo plenario unánime, había retirado la concesión hotelera a su hijo, Xosé Inacio Palomanes, alegando la desatención del servicio y el incumplimiento de las condiciones de la adjudicación. El alcalde pretendía que desalojasen en aquel momento voluntariamente el hotel-monumento, pero la progenitora optó por encerrarse en actitud de protesta y permanecía en el interior, pese a que el Concello había dado instrucciones para que se le cortasen los suministros de agua y electricidad.
Hace una semana, un segundo hijo de la mujer logró acceder al castillo, donde permanecía también hasta hoy haciéndole compañía.
