Más de 30.000 ourensanos estaban ayer llamados a la vuelta al cole, pero cerca de mil están cuarentenados, según las últimas estimaciones de la Consellería de Educación. El cláxon y los atascos volvieron ayer a las puertas de los centros educativos, con el regreso de vacaciones más “contagioso” desde que empezó la pandemia. Con todo, la ilusión de los más pequeños permanece intacta, pese a las mochilas que ayer cargaban más que nunca al tener que llevar los libros del segundo cuatrimestre.
En el CEIP Mestre Vide, las entradas escalonadas empezaron a las 8,50 horas, con los alumnos de 6º, 5º y 4º de Primaria. Diez minutos después, los más pequeños de Primaria. Y los últimos, a las 9,10 los de Infantil. El runrún de la pandemia centró las conversaciones de las familias a la entrada. Especialmente, la falta de tests en farmacias para los más pequeños. Están agotados. “Fixemos as probas pertinentes ao acabar o curso e demos collido o test gratuito da Xunta para asegurarnos antes de vir ao cole”, comenta una madre. Otro padre pide normalizar: “Había ganas de volver entre comillas, porque sempre costa despois de tantas semanas. Pero eu creo que temos que ir normalizando isto porque o que se observa é un aumento de casos grande, pero para os pequenos é coma un catarro e a maioría nin se enteran”.
Los niños conocen las normas al dedillo. Para los de Infantil, esperar su turno para que el profesor le mire la temperatura, mero trámite. Aunque para los docentes, la vuelta es más caótica. “Está sendo precipitada, imos solucionando en función do que nos enteramos pola prensa. En canto a situación, máis ou menos temos a mesma que antes das vacacións, eso sí, catro baixas de docentes”, señalaba ayer a primera hora el director del CEIP Mestre Vide, Juan Manuel Regal. Educación asegura que cubrirá las bajas con celeridad.
