Una campaña promueve la adopción responsable de los animales recogidos en la perrera municipal

Nieve busca un hogar

Tres de los ‘inquilinos’ de la perrera municipal. (Foto: Xesús Fariñas)
Regalar o adoptar un perro -también en Navidad- es un acto de responsabilidad. Eso es lo que pretende transmitir la campaña que desde hace unas semanas decora las calles de la ciudad para que los ourensanos adopten a otros ‘ourensanos’, los inquilinos de la perrera municipal. En estas instalaciones viven entre 700 y 800 animales. El cuidado de fincas y ganado siguen siendo las ‘excusas’ preferidas por los ourensanos a la hora de buscar en la perrera la compañía de estos ‘amigos’.
Ceniza, Pintas y Nieve son sólo tres de los entre 700 y 800 perros que viven en la perrera municipal. Ellos son, además, los protagonistas de los carteles que desde hace semanas se pueden ver en las calles de la ciudad dentro de la campaña ‘Adopta a un ourensán’, con la que se pretende que en Navidad se regalen mascotas con un criterio de responsabilidad.

Diciembre es siempre uno de los meses en los que más perros se adoptan, sobre todo porque siguen siendo un regalo para estas fechas. No obstante, en contra de lo que se pudiera pensar, el perfil de las personas que acuden a la perrera para acoger un nuevo amigo no suele responder a un capricho infantil. ‘Viene gente muy diversa. Desde las personas que buscan un perro para una finca o para cuidar el ganado hasta parejas recién casadas que tienen un terreno y quieren llevarse a un perro. La verdad es que los que vienen a buscar mascotas para niños son los menos’, señala Rosa Jarrín, presidenta de la asociación protectora de perros y gatos de Ourense (Progape). Su experiencia le dice que, poco a poco, ‘la gente está mucho más concienciada y adopta con mayor responsabilidad’.

Las razas

Es difícil concretar qué tipo de perro tiene más ‘salida’. ‘Va por temporadas. Hay veces que la gente busca más perros grandes y otras en las que se prefiere las razas pequeñas’, señala Jarrín. Entre las preferencias, no obstante, destacan el pastor alemán y el mastín. ‘Si vienen a buscar alguna raza concreta y no la hay, nosotros cogemos los datos de esa persona y, cuando tenemos esa raza, la llamamos y lo vienen a buscar’.

Cuando alguien quiere adoptar un perro en la ‘canceira’ municipal, el personal le asesora para elegir el que más se adapta a sus necesidades. Los animales están vacunados y desparasitados y cada adopción supone un donativo de 55 euros para el funcionamiento de la perrera, en la que nunca se sacrifican animales -a excepción de los casos en que así lo aconseje su estado de salud-. El promedio de estancia en estas dependencias municipales varía según cada caso: ‘Hay animales que llevan aquí siete años y hay otros cachorros que enseguida son adoptados’, dice Rosa Jarrín. La vida en la perrera es, desde luego, más que digna para sus habitantes pero, aún así, en Progape insisten en la importancia de la adopción (responsable) para que cada animal cuente con una atención y dedicación individualizada como corresponde al ‘mejor amigo’ del ser humano.

Animales heridos y abandonados

La mayoría de los animales que llegan a la perrera municipal se corresponden con perros perdidos y abandonados. Aunque se detecta una mayor concienciación hacia estos animales, por desgracia todavía se da con relativa frecuencia casos de animales que llegan en muy malas condiciones, ‘sin trozos de orejas’, gravemente heridos. Recientemente llegó a estas instalaciones un perro abandonado con una grave herida en el cuello y otro con un disparo en las patas traseras. Lamentables fueron también los episodios de abandonos de camadas en contenedores o el de los cachorros arrojados al río Miño. En todos los casos, en la perrera se les prestan todos los cuidados necesarios -operaciones quirúrgicas y otras atenciones- para intentar recuperar la salud de estos animales y conseguir que tengan una vida en condiciones dignas.

Precisamente para evitar el descuido y maltrato de los perros por parte de sus propietarios es por lo que Progape pone en marchas campañas para fomentar la adopción responsable, tanto en fechas como ésta como en verano, época en la que se producen más abandonos.

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