No sabe porqué se hizo ingeniero aeronáutico, pero sí que ya desde niño le gustaba volar, o más que eso, le atraía la idea de poner aparatos en el aire que desafiaran la ley de la gravedad.

El niño al que le apasionaba volar

Confiesa que carece de la habilidad de su padre para construir ingenios variados, al que define como un McGiver. 'Le das una lata y dos hilos y es capaz de crear cualquier cosa', dice, y también admite carecer de la fuerza que tenía su madre. Sin embargo, ambos han influido positivamente en su carácter.
Nació en Mariñamansa. 'Soy de los pocos que puede decir que nací en casa', aunque los recuerdos los tiene en Seixalbo, pueblo de su madre y a dónde se trasladaron enseguida. Fue niño feliz, 'muy feliz', recalca. Estuvo en Maristas desde sus comienzos hasta COU.

Fue buen estudiante y dicharachero a la vez. Su vida era 'jugar con los amigos, divertirme y estudiar', aunque en medio dejaba hueco para otra afición: la música. 'Tocaba la bandurria, la flauta, la gaita...'; en esa época formó parte de un grupo absolutamente heterogéneo, en el que había edades, caracteres, ocupaciones e intereses disintos y distantes, pero con el denominador común de la pasión por la música, a través de la que acabó fraguándose una fuerte relación de amistad.La complicidad y generosidad de sus padres hizo que su casa fuese durante años centro de reunión para cualquier iniciativa. Por eso hoy se siente 'afortunado' con aquella experiencia.

Lugo, tierra de su padre, es otro de los puntos sensibles en su vida. Allí pasó buenos momentos, algunos incluso con el grupo de música, que gracias a la generosidad de sus padres utilizaba su casa como centro de concentraciones lúdicas. Todavía hoy le invade un punto de emoción al recordar aquella etapa y a su madre haciendo churros para un regimiento en interminables veladas allá cuando la noche se juntaba con la mañana.

La Universidad cambió el escenario. Marchó a Madrid a hacer ingeniería aeronáutica, atendiendo a su histórica fascinación por volar. 'Siempre me gustó; tuve un avión, hice montones de globos aerostáticos y cometas. Me encantaba el aeromodelismo, o sea que en el fondo fue una cuestión vocacional', afirma.

Bande tiene claro que acertó, por eso disfrutó durante la carrera. Al finalizar hizo un master en Administración de Empresas y tras cumplir el servicio militar inició su vida profesional en ITP (Industria de Turbopropulsores), ubicada cerca de Torrejón. 'Era una empresa de turborreactores en la que trabajé un año y aprendí muchísimo. Comencé como ingeniero de ensayo en un banco de ensayo de motores'.

De ahí pasó a INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial)'. 'Me pareció un proyecto interesante -dice- y permanecí allí desde 1992 hasta el 2000. El primer año trabajé en el desarrollo de aviones no tripulados, estudiando el motor en un banco de pruebas'. Después pasó a uno de los bancos de desarrollo más grandes de Europa. 'Era un trabajo de investigación importantísimo, porque llegaba hasta 5.000 canales (medidas controladas), en los que se chequeaba hasta el más mínimo detalle de los futuros motores'. 'Capturábamos señales, se monitorizaban y luego se extraían las conclusiones. Era una celda de ensayo muy grande, preparada para los motores G90, uno de los últimos avances de Rolls Royce'.

Trabajar allí le abrió 'muchísimas' puertas, ya que me permitió estar con los grandes (Rolls y General Electric) y 'fue una oportunidad única para viajar, aprender y formarme' . Paralelamente hizo incursiones en el campo de la energía solar, llegando a dar clases de esta materia en centros de formación.

En esa época era ya un profesional con mucho bagaje en el campo de la investigación. En un viaje a Ourense, a donde venía con frecuencia, vio un letrero en el Parque Tecnológico, que rezaba 'Gamesa Aeronáutica', que despertó su curiosidad. Averiguó que se trataba de un proyecto para fabricar componentes para aviones en fibra de vidrio y de carbono. 'Decidí dar el salto. Empecé como director de producción en 2001, cuando se inauaguró la planta de Coasa. Después pasé al área de logística y planificación', que dirige actualmente. La crisis golpeó al sector, aunque esa fase está superada y 'hoy se registran crecimientos del 5% al 10% anuales', lo cual le permite atisbar el futuro con cierto optimismo.

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