Un total de 66 casos de niños y jóvenes de entre tres y 19 años sufren trastorno de síndrome de autismo en la provincia de Ourense. Todos han sido diagnosticados y el objetivo es conseguir que su formación se realice cada vez más en colegios ordinarios con apoyo y planes de intervención específicos.
El Equipo de Orientación Específico de Ourense, a través del departamento especializado en trastornos generalizados del desarrollo, diagnosticó en la provincia un total de 66 casos con trastorno de síndrome autista. Otros dos están pendientes de diagnóstico y sus edades oscilan entre los tres y los 19 años. De ellos, 29 de los casos siguen sus estudios en centros escolares de la ciudad, la mayoría en públicos (20 casos) y nueve en colegios privados.
Manuel Ojea Rúa, coordinador del equipo y encargado de realizar las pruebas que determinan el diagnóstico, explica cómo la dinámica de la Administración en los últimos años es que estos niños sean escolarizados en centros de enseñanza ordinarios a los que se les elaboran planes específicos de intervención convinados con medidas y apoyos específicos. Por este motivo, salvo 14 casos (los de mayor edad) que son atendidos en el Centro de Educación Especial Miño de Velle por presentar una patología más severa, el resto asisten a clases de enseñanza ordinaria asistidos por cuidadores y profesores de Audidión y Lenguaje y de Pedagogía Terapéutica.
Esta ayuda es necesaria porque los niños autistas necesitan de un trabajo estructurado, planificado, apoyándose en agendas y paneles que les ayudan a comprender qué sucederá minuto a minuto en sus vidas para proporcionarles la seguridad que necesitan. Además, realizan su aprendizaje a través de la imitación y la observación, por lo que su escolarización en cen tros ordinarios con material adaptado coordinada con trabajo en centros específicos resultaría muy enriquecedor, comenta Manuel Ojea Rúa.
Es importante realizar un diagnóstico temprano, aunque no resulta sencillo y menos antes de los tres años. Suelen ser bebés muy tranquilos, dóciles, algunos lloran frecuentemente, presentan balanceo en la cuna, movimientos repetitivos y estereotipados pero cada caso es distinto. Su mayor problema es la falta de empatía con los demás y con el medio que les rodea.
Manuel Ojea Rúa, coordinador del equipo y encargado de realizar las pruebas que determinan el diagnóstico, explica cómo la dinámica de la Administración en los últimos años es que estos niños sean escolarizados en centros de enseñanza ordinarios a los que se les elaboran planes específicos de intervención convinados con medidas y apoyos específicos. Por este motivo, salvo 14 casos (los de mayor edad) que son atendidos en el Centro de Educación Especial Miño de Velle por presentar una patología más severa, el resto asisten a clases de enseñanza ordinaria asistidos por cuidadores y profesores de Audidión y Lenguaje y de Pedagogía Terapéutica.
Esta ayuda es necesaria porque los niños autistas necesitan de un trabajo estructurado, planificado, apoyándose en agendas y paneles que les ayudan a comprender qué sucederá minuto a minuto en sus vidas para proporcionarles la seguridad que necesitan. Además, realizan su aprendizaje a través de la imitación y la observación, por lo que su escolarización en cen tros ordinarios con material adaptado coordinada con trabajo en centros específicos resultaría muy enriquecedor, comenta Manuel Ojea Rúa.
Es importante realizar un diagnóstico temprano, aunque no resulta sencillo y menos antes de los tres años. Suelen ser bebés muy tranquilos, dóciles, algunos lloran frecuentemente, presentan balanceo en la cuna, movimientos repetitivos y estereotipados pero cada caso es distinto. Su mayor problema es la falta de empatía con los demás y con el medio que les rodea.
