El Concello espera que la modificación del Plan Xeral (Manuel Cabezas) que aprobará inicialmente este viernes sea la última pues el planeamiento de la ciudad acumula ya 27 cambios en sus casi siete años de vida (fue aprobado en 2003). Aunque la número 27 tendrá como objetivo adaptar la normativa del plan a la nueva ordenanza de accesibilidad en edificios, los cambios experimentados por el PXOM solventaron múltiples deficiencias en la norma pero también conflictos urbanísticos provocados por el ex regidor.
El pleno del Concello aprobará mañana una modificación de la normativa del Plan Xeral para incorporar las disposiciones establecidas en la nueva ordenanza de accesibilidad en edificios. Será ya la número 27 de las realizadas en el planeamiento urbanístico municipal desde que fuera aprobado en 2003 por el ex alcalde Manuel Cabezas. Será también, según las previsiones de la concejala de Urbanismo, Áurea Soto, la última, al menos, de las realizadas de motu propio, dado que los puntos más importantes ya se han ajustado.
El Plan Xeral de Cabezas, cuyas deficiencias se detectaron desde el primer momento pues en seguida hubo que reformar ocho de los nueve títulos de la normativa, acumuló ya 14 modificaciones realizadas en tiempos del PP. Pero más complejas fueron las 12 realizadas por el bipartito -la última es también un ajuste en la normativa-, con el fin de solventar diseños imposibles y confluctos urbanísticos que Cabezas dejó sin resolver.
El cambio que introducirá el pleno mañana servirá, además de para adaptarse a la nueva ordenanza de accesibilidad en los edificios existenes, para facilitar el uso comercial de la planta baja de inmuebles antigos, dar más capacidad para desarrollar proyectos arquitectónicos singulares en los equipamientos que el Concello prevé desarrollar en la ciudad y el desarrollo de los suelos empresariales. Detrás de tanta modificación se encuentra la necesidad de adecuar espacios para la dotación de servicios y equipamientos, así como el desarrollo de proyectos estratégicos para la ciudad y lo que desde Urbanismo se ha denominado en más de una ocasión apagar fuegos. Ejemplos de este último caso serían las seis modificaciones llevadas a cabo en A Ponte y O Vinteún, que fueron ratificadas hace unos meses por la Xunta. Con ellas el Concello buscaba resolver la necesidad de ordenación derivada de la anulación judicial de una de las áreas de reparto (en el caso de la ubicada entre As Caldas y Basilio Álvarez) o evitar que las dos torres previstas en las inmediaciones del colegio de A Ponte cerraran las vistas de las calles superiores, al quedar muy juntas, entre otras cuestiones. Uno de los cambios introducidos evitaba la construcción de un edificio de cinco plantas en la calle Quintián, que cerraría las luces de un inmueble próximo y podría acarrear en un futuro importantes responsabilidades patrimoniales al Concello.
En cuanto a la introdución de servicios o dotaciones en la ciudad, destacan la modificación realizada en la denominada zona de Radio Eka para un equipamiento privado de centro de la tercera edad y también para equipamiento público. La modificación realizada en La Molinera permite, entre otras cuestio nes, destinar a un centro de investigación termal el edificio, que el actual Plan contemplaba derribar para convertir todo ese entorno en una zona verde.
En el barrio de O Cuco, un cambio urbanístico propone un nuevo trazado viario que permitirá el acceso de ambulancias y bomberos a las viviendas existentes, hasta entonces imposible. Un área de reparto en la calle Reza y otra en Rabo de Galo son algunas de las otras modificaciones realizadas en el Plan Xeral de la ciudad en sus casi siete años de vida.
El avance del nuevo planeamiento, en febrero
Ante la previsible anulación definitiva del Plan Xeral vigente por el Tribunal Supremo, el Concello empezó la elaboración del nuevo planeamiento urbanístico de la ciudad. Según las previsiones manejadas por la concejala de Urbanismo, Áurea Soto, el avance del Plan estará listo entre este mes y febrero, aunque lo más seguro es que se presente en febrero. A partir de entonces los ourensanos podrán conocer de primera mano las propuestas urbanísticas para la ciudad.
El Plan Xeral de Cabezas, cuyas deficiencias se detectaron desde el primer momento pues en seguida hubo que reformar ocho de los nueve títulos de la normativa, acumuló ya 14 modificaciones realizadas en tiempos del PP. Pero más complejas fueron las 12 realizadas por el bipartito -la última es también un ajuste en la normativa-, con el fin de solventar diseños imposibles y confluctos urbanísticos que Cabezas dejó sin resolver.
El cambio que introducirá el pleno mañana servirá, además de para adaptarse a la nueva ordenanza de accesibilidad en los edificios existenes, para facilitar el uso comercial de la planta baja de inmuebles antigos, dar más capacidad para desarrollar proyectos arquitectónicos singulares en los equipamientos que el Concello prevé desarrollar en la ciudad y el desarrollo de los suelos empresariales. Detrás de tanta modificación se encuentra la necesidad de adecuar espacios para la dotación de servicios y equipamientos, así como el desarrollo de proyectos estratégicos para la ciudad y lo que desde Urbanismo se ha denominado en más de una ocasión apagar fuegos. Ejemplos de este último caso serían las seis modificaciones llevadas a cabo en A Ponte y O Vinteún, que fueron ratificadas hace unos meses por la Xunta. Con ellas el Concello buscaba resolver la necesidad de ordenación derivada de la anulación judicial de una de las áreas de reparto (en el caso de la ubicada entre As Caldas y Basilio Álvarez) o evitar que las dos torres previstas en las inmediaciones del colegio de A Ponte cerraran las vistas de las calles superiores, al quedar muy juntas, entre otras cuestiones. Uno de los cambios introducidos evitaba la construcción de un edificio de cinco plantas en la calle Quintián, que cerraría las luces de un inmueble próximo y podría acarrear en un futuro importantes responsabilidades patrimoniales al Concello.
En cuanto a la introdución de servicios o dotaciones en la ciudad, destacan la modificación realizada en la denominada zona de Radio Eka para un equipamiento privado de centro de la tercera edad y también para equipamiento público. La modificación realizada en La Molinera permite, entre otras cuestio nes, destinar a un centro de investigación termal el edificio, que el actual Plan contemplaba derribar para convertir todo ese entorno en una zona verde.
En el barrio de O Cuco, un cambio urbanístico propone un nuevo trazado viario que permitirá el acceso de ambulancias y bomberos a las viviendas existentes, hasta entonces imposible. Un área de reparto en la calle Reza y otra en Rabo de Galo son algunas de las otras modificaciones realizadas en el Plan Xeral de la ciudad en sus casi siete años de vida.
El avance del nuevo planeamiento, en febrero
Ante la previsible anulación definitiva del Plan Xeral vigente por el Tribunal Supremo, el Concello empezó la elaboración del nuevo planeamiento urbanístico de la ciudad. Según las previsiones manejadas por la concejala de Urbanismo, Áurea Soto, el avance del Plan estará listo entre este mes y febrero, aunque lo más seguro es que se presente en febrero. A partir de entonces los ourensanos podrán conocer de primera mano las propuestas urbanísticas para la ciudad.
