La nueva ourensanía

La nueva ourensanía | “Que el Ramadán 2024 te sea generoso”, un deseo musulmán en Ourense

A las puertas de rematar el mes de Ramadán, la comunidad musulmana de Ourense celebra ‘Laylat al Qadr’, la fecha en la que se decide el destino de todo el año. Rezos y comida compartida acompañan a los seguidores del islam en su noche más importante

“Venid hoy a las 21:40”, convoca por vez tercera Nourddine Ndhif, imán de la mezquita ourensana. De origen marroquí, habla francés, árabe y un poco de español, pero pese a sus esfuerzos, nuestros chapurreos en otras lenguas, y una repentina puesta a punto en dinámicas lunares, dimos con la fecha y la hora a base de prueba y error en distintas visitas. 

La cita en cuestión responde a Laylat al Qadr, el pasado viernes, la noche más importante para los musulmanes, en la que se conmemora la revelación del Corán al profeta Mahoma. “Es la complejidad de nuestra religión”, explica Ndhif que, en función del año, el Ramadán puede durar 29 o 30 días, y la festividad que hoy se celebra viene a caer en el vigésimo séptimo de este mes sagrado de acuerdo con los más entendidos del islam. 

Luna creciente

“Todo depende del calendario lunar”, explica en un perfecto español Adil Radimi, técnico de aire acondicionado y residente en Ourense desde hace dieciseis años. “Alá bajó del cielo el libro sagrado al ángel Gabriel en esta noche, que luego se lo fue haciendo llegar al profeta”, aclara. La aparición de una luna creciente en el cielo marca el principio y final del Ramadán. El día 10 de marzo del calendario gregoriano dio comienzo en España este período de ayuno y abstinencias varias para los adultos desde al amanecer hasta que se pone el sol.

Ramadán
Ramadán

 

Un rito por partes

Empiezan los preparativos. Ndhif, imán simpático donde los haya, nos presta unas chancletas y nos lleva a los baños para explicarnos el ritual de lavado antes de rezar. “Se debe hacer tres veces si hay agua”, parte por parte del cuerpo describe con gestos el protocolo de higiene, y se ve hermoso el rematar con un soplido a las manos cuando son la tierra o la piedra las que lavan al que por motivos de salud o edad no puede valerse para el aseo.

En la mezquita ourensana, un humilde local en A Carballeira, unas cien personas aproximadamente se reúnen para conmemorar esta noche mágica, rezar hasta el alba, reunirse con amistades y familia y compartir el ‘iftar’, la comida que se toma cuando cae el sol y debuta el anochecer. 

La comunidad musulmana de Ourense, celebrando la noche más importante del año para el islam.
La comunidad musulmana de Ourense, celebrando la noche más importante del año para el islam.

Ellas, situadas en la parte superior del espacio lucen chilabas con lindos bordados y pasamanería. Se (y nos) besan varias veces en las mejillas como si amigas fuéramos de toda la vida. Abajo los hombres en multiples hileras se colocan para la oración. Ndhif comienza con una plática en árabe como calentamiento y entremezcla algún término en español e inglés a modo de cortesía para los medios. Previamente nos habrá ofrecido zumo, dátiles, leche, croquetas de patata, harira y otras frituras deliciosas como entrante de esa primera comida del día a oscuras.

Cambia el tono el conductor del rito. “Es el adhan, una llamada a la oración”, explica Khadija Rani, una joven pakistaní que lleva desde niña en Ourense y que gentilmente ejerce de traductora a nuestras ignorancias. Porta una especie de rosario de cristales en la mano para llevar la cuenta de las oraciones. “Se llama tasbih”, aclara. Concluye este acto que suena como un cántico, ‘performance’ de arte que sale del diafragma del imán. 

Adultos de todas las edades entran por la puerta apurados, también algunos niños. Sorprende ver más juventud aquí que en las iglesias e, iniciado el rezo, una práctica que además de espiritual, lleva el cuerpo a la elevación. De pie, de rodillas, de nuevo de pie, inclinados hacia delante, siempre mirando a la Meca y en continua rotación de movimientos que transmiten compromiso y purificación. “En resumen, rezar hasta el amanecer”, describe Adil Radimi. Nada tiene que envidiar en tonificación este evento a un congreso de yoguis.

Musulmanes de aquí

Noorulhaq Anwari, de Afganistan, lleva cuatro días en Ourense y es como la aguja en el pajar. “Soy persa pero entiendo el árabe, puedo leer el Corán pero no hablar”, confiesa. Ingeniero civil con familia en Albacete acaba de mudarse para trabajar como técnico de carretera, todavía vive en un hotel pero no ha querido perderse el festejo musulmán. “Egipcios, afganos, marroquís, pakistanís, de Ucrania, Túnez, Libia, Siria, Rusia, Senegal, Argelia…”, enumera Radimi las nacionalidades de los musulmanes ourensanos que asisten a esta mezquita, y que principalmente viven en la capital.

Escrito en el Corán

Ramadán
Ramadán

Hablan las mujeres. “Las niñas lo hacen cuando les viene la regla y a los niños cuando les cambia la voz”, explica Najat Chbili, natural de Casablanca, que la pubertad marca el inicio a partir del cual se debe hacer Ramadán. Najat ha traído cuscús para compartir entre rezo y rezo y explica con su ejemplo que también hay excepciones para la abstinencia. “Tengo diabetes”, aclara. Al no poder cumplir con el ayuno, al final del mes pagará una limosna a modo de penitencia para la gente necesitada. “Cualquiera que tenga la posibilidad trae cinco euros”, explica Adil Radimi una costumbre de Ramadán que enlaza con la fiesta del cordero y por la que las familias debían proveer con dos puñados de trigo, arroz o lo que sea alimento de uso cotidiano a otros más pobres. La práctica ha evolucionado con los tiempos en una contribución económica, que por una cuestión de organización canalizan desde la mezquita.  

“Hoy es el día que Dios nos perdona”, explica Rachida Ek Kasmi Abbouzi. Marroquí con más de quince años en Ourense tiene tres hijos y es empleada del hogar. 

El aroma del incienso más popular en la cultura árabe inunda la sala. “Es bakhoor”, revela Rachida. “En este tiempo lo usamos, nos pintamos los ojos y masticamos algo que nos limpia que se llama miswak”, refiere esta madre de familia a la madera de arak, utilizada como cepillo de dientes natural desde la antigüedad.

Son las once y veinte y los congregados hacen su primera pausa para comer y descansar. Algunos jóvenes salen a fumar un pitillo, y todos, dentro y fuera, aprovechan para conversar. Abrazamos la noche dejando atrás la mezquita y sentimos que de vez en cuando Ourense brilla de multiculturalidad. ‘Ramadan Kareem’, despedimos a diestro y siniestro, con nosotras han sido más que generosos en este sagrado evento musulmán.

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