La pandemia no logra detener el espíritu del Ramadán

Reportaje

Los musulmanes residentes en la ciudad celebran el mes más importante del calendario islámico con devoción, resignados a acatar los límites impuestos por las restricciones sanitarias.

Los dulces típicos del Ramadán que puedes encontrar en Ourense

La lectura del Corán y el olor a incienso llenan el aire de la carnicería de Mohamed Ennasery y Fatema Mouissoui. El matrimonio, de origen marroquí, regenta en la rúa Villar el único establecimiento de la ciudad que vende carne sacrificada según el rito halal. Este mes, no obstante, el protagonismo no es del cordero ni del pollo, sino de unas bandejas llenas a rebosar con unos dulces exóticos para muchos gallegos.

"Esto son briwat, tienen cacahuete y miel, y también los hay rellenos de almendras; estos otros son chebakias, se sirven con sésamo espolvoreado, y estas son feqqas, ¡casi todo lo hacemos en casa!", señala Ennasery. Estos postres de Marruecos, junto a frutos como higos o dátiles, son dulces típicos del mes de Ramadán, uno de los puntos álgidos del año islámico. En estos momentos, y hasta el 12 de mayo, los cerca de 300 musulmanes practicantes que residen en la ciudad lo están celebrando con devoción.

Ramadán en pandemia

"Este es un mes muy bueno; recordamos que bajó el Corán a Mahoma", explica Ennasery, y detalla que en este mes "tenemos que abrazarnos, perdonarnos, rezar… aunque este año es diferente, sí". Se trata del segundo Ramadán que la comunidad musulmana de Ourense -y del resto del mundo- vive bajo el efecto de la pandemia del covid-19. Como el año pasado, el coronavirus obliga a modificar las costumbres.

"Los rezos del Ramadán comienzan siempre a partir de las diez de la noche, pero ahora no podemos reunirnos en la mezquita a esas horas", explica Mouna Fathallah, una joven musulmana que vive el Ramadán junto a su familia en Xinzo de Limia. Ennasery lo corrobora: "Con el toque de queda no hay manera, hay que rezar en casa", lamenta.

En la ciudad, la mezquita de A Carballeira sigue ofreciendo servicio a los fieles -con medidas de seguridad sanitaria y aforo limitado-, y las familias intentan vivir este periodo con resignación y mirando hacia adentro. "Los sábados del mes de Ramadán, nos reuníamos en el local de culto para aprender el Corán, rezar y comer juntos -explica Aby Ndauo, presidenta de la Asociación de Inmigrantes Senegaleses de Ourense-, pero este año lo que hacemos es enviar el material a casa de los interesados".

Ayuno y familia

Entre los cinco pilares básicos de la religión islámica, se establece como fundamental el ayuno durante el mes de Ramadán. Desde el amanecer hasta el atardecer, los fieles no deben comer, beber, fumar ni mantener relaciones sexuales. "El ayuno del Ramadán es como ponerse en el lugar de aquellos que no tienen comida o bebida", apunta Fathallah. Durante este mes, Ennasery y su mujer no cierran la carnicería al mediodía, sino a las 21 horas, justo a tiempo para volver a casa, comer cuando ya no hay sol y pedir a Dios que perdone sus pecados.

Además del aspecto religioso, para muchas familias musulmanas, el mes de Ramadán es también un momento en el que es tradicional reunirse con parientes a los que no ves el resto del año. Mouna Fathallah, por ejemplo, comenta que no ha podido reunirse con sus hermanos, que no viven ya en casa: “A mis padres les dolió un poco, pero tienen miedo por el contagio”, dice. "El último día del mes de Ramadán solíamos reunirnos entre amigos, pero ya no se hizo el año pasado, ni tampoco se hará este…", suspira Aby Ndauo, y remata con algo que muchos ourensanos, musulmanes o no, comparten totalmente: "Ya tenemos ganas de hacer vida normal el Ramadán del año que viene".

Musulmanes en Ourense

Según los últimos datos publicados por la Unión de Comunidades Islámicas de España, en la provincia viven unos 1.675 personas musulmanas, con núcleos grandes en la capital y en Xinzo.

Contenido patrocinado

stats