En los últimos 16 años, 141 profesionales del taxi han dejado su trabajo en pueblos y villas por el menor trasiego de viajeros

El número de taxis se desploma más de un 23% en el rural ourensano

Manuel Dapía Cao, único taxista en activo a día de hoy en el Concello de Verea. (Foto: MARCOS ATRIO)
'Fáltanme dous anos para xubilarme e intentarei aguantar ata entón, pero o taxi xa non da o que daba'.
Son las palabras de Manuel Dapía Cao, el único taxista rural en activo en el municipio de Verea, después de que en los últimos cinco años otros cuatro compañeros suyos hayan decidido abandonar la profesión sin que nadie hasta ahora les haya sucedido. El menor trasiego de viajeros en el rural, por el despoblamiento del interior, unido a la cada vez mayor movilidad que tienen las familias que no viven en la ciudad, por el incremento del parque móvil de turismos particulares, son dos de los argumentos que explican que en numerosos concellos de la provincia -y de Galicia- sea ésta una estampa cada vez más habitual. Y las cifras lo reflejan. Tan sólo desde 1994 hasta 2010, en las villas y pueblos del interior de Ourense, han dejado de funcionar 141 taxis, lo que supone una caída del 23,81% en el número de vehículos de servicio público disponibles en estos lugares, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

La coyuntura económica actual, según Dapía Cao, también es un factor a tener en cuenta para explicar esta situación. 'Vas ao taller e suben as reparacións, vas á gasolinera e costa máis o combustible'... un suma y sigue que, tal y como indica este profesional, 'fai que o taxi apenas poida servir para soster -económicamente- unha familia'. Por ello, dice, 'eu e o meu taxi estamos sós en Verea', bromea.

Dapía Cao, además, indica que, 'aínda que haxa xente que pensa que ó ser o único teño moito traballo, non é así'. Y lo justifica. 'Cada vez máis, os novos, que teñen coche, levan aos seus pais ou avós ao médico ou ó banco', por lo que 'os servicios non van a máis', y por ello, sostiene, 'hai que dedicarlle moitas horas para ter beneficios'. Por ello, escéptico, lanza una pregunta al aire: '¿Se non hai traballo para un, habería para outros taxistas?'.

El presidente de la Federación Gallega de Taxi (Fegataxi), Manuel Sánchez, achaca esta merma de taxistas en el rural ourensano 'a la falta de compromiso de la Administración' y cree que 'tiene difícil solución'. Asimismo, asegura que una posible solución pasaría porque los concellos, o la Xunta derivase a los profesionales del taxi 'la prestación de determinados servicios'.

Mientras, dice, 'si los taxistas de la ciudad, en general, atraviesan dificultades, los del rural, muchísimo más'. Muestra de ello, concluye, es que 'la media de edad de los profesionales de pueblos y villas sea de más de 45 años, porque nadie quiere relevarlos, algo que en la ciudad no ocurre tanto'.

Tambiél el presidente de la Federación Provincial de Taxis de Ourense, Francisco Álvarez, se pronuncia sobre esta dinámica. 'O rural está morto para nós', zanja. Esto ocurre, matiza 'porque os clientes no rural van a menos, e os que hai ás veces non dan para cubrir gastos'. Por ello, dice, 'haberá municipios que queden sen taxi'.

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