La ola de calor cambia el ritmo laboral al adaptar horarios y tareas

Las altas temperaturas obligan a ajustar los ritmos laborales en la ciudad: hay trabajadores que adelantan sus horarios para evitar las horas de mayor exposición y sectores como el turismo o el comercio local que buscan nuevas fórmulas. Los guías, por ejemplo, empezarán a realizar visitas nocturnas. Los negocios del centro reivindican abrir de siete a diez de la noche para mejorar ventas. Por otro lado, el Concello de Ourense se ve obligado a tomar medidas improvisadas por la falta de climatización en alguna de sus oficinas. El sector turístico ya ha detectado cómo debe adaptarse a las altas temperaturas si quiere conservar a sus clientes. Los guías de la ciudad promoverán visitas a primera hora de la mañana y rutas nocturnas. “Las visitas están muy flojas, la gente huye a zonas de bajas temperaturas. Pronto empezaremos con estas iniciativas, visitando puntos de la ciudad citando personajes y leyendas”, explica la guía Rosa Dorado. En la Catedral reciben mucha más afluencia por la mañana, las tardes están prácticamente desiertas. “Y casi diría que hay menos gente que la semana pasada, que no había ola de calor”, asegura la responsable de las visitas. Los obreros de la vía pública son la estampa más habitual de las olas de calor. En la rúa Alejandro Outeiriño Rodríguez, empleados de Viaqua, explican cómo reorganizan tareas. “Intentamos no hacer trabajos duros en horarios extremos. Cambiamos las tareas y hacemos lo más duro de ocho a diez de la mañana. Por las tardes, salvo urgencias, no hacemos determinadas cosas. Además tenemos dos toldos que montamos para la lluvia y para el sol, los ponemos cuando tenemos que estar mucho tiempo en el mismo sitio”. Adaptarse o morir Samuel del Toro presume de ser el butanero más joven de la ciudad. Pasadas las 12,00 del mediodía, ya tiene casi todo el reparto hecho. No es casual. “Madrugo más y acabo antes. Esta es una empresa correcta, las cosas como son. Con este calor, en verano trabajamos hasta el mediodía y por la tarde no. Y si acabas antes la ruta, mejor”. Lo más complicado: cargar bombonas en la mayoría de pisos sin ascensor del Casco Viejo. “Me tocó subir cuatro bombonas a un cuarto y me dieron ocho euros de propina. Una cosa compensa la otra”. En la Plaza Mayor, los niños del campamento de Josefinas están de retirada a las 12,00 del mediodía. No hay uno que vaya sin su gorra y protección solar. Las monitoras explican cómo cambian sus horarios durante estos días: “Saímos a dar os paseos a primeira hora, as merendas son sobre as 11,00 e agora xa marchamos de volta ao colexio para pillar o fresco. Botámoslle auga na cabeza continuamente e cada hora teñen que beber auga”. En las empresas también se adaptan, incluso para trabajos que se realizan en el interior de oficinas. En Sociedad Textil Lonia, por ejemplo, hay personal del horario de mañana que estos días entrará una hora antes a la oficina para adelantar su salida y evitar las horas más calurosas. Los comercios, aunque muy tímidamente, también optan por reformular los horarios. Normalmente, cerrando antes u optando por no abrir a las tardes. Luis Rivera, presidente del Centro Comercial Aberto Ourense Centro, aboga porque los negocios abran “de 19,00 a 22,00 horas en las épocas de más calor”. Es una propuesta histórica, “pero si las grandes marcas no lo hacen, nunca podremos implantarlo”. Rivera anima a los ourensanos a “refugiarse” en el comercio local. Por otro lado, algunos profesionales reivindican un ajuste de horarios ante alertas como esta. Iván Almazán, cartero, se queja de que Correos “non plantexa a posibilidade de variar a saída da oficina para ir repartir e para voltar antes de que nos pille a calor”. Él tiene la “sorte” de que su zona de reparto es en el Casco Viejo: “Por aí aínda vou fresquiño. O peor que me pilla é o tramo de San Francisco”. El concello improvisa A las 8,30 horas de ayer operaba el sentido común en el exterior del Concello de Ourense, pero no dentro: una veintena de turistas aprovechaba las primeras horas para visitar la Plaza Mayor ante la alerta roja por calor. En el salón de plenos, sin embargo, el alcalde de la ciudad, Gonzalo Pérez Jácome, citaba al propietario de la central nuclear de Los Simpson para justificar su falta de previsión e iniciativas para la población ante las altas temperaturas. “¿Qué puedo hacer yo en una ola de calor? Como Montgomery Burns, ¿tapar el sol?”, se preguntaba recriminando la consulta de Pepe Araújo (Ciudadanos) sobre la planificación municipal ante este aviso por temperaturas extremas. El Concello continúa sin medidas para la población en general y para sus propios trabajadores ante la ola de calor histórica. Al final de la mañana, el gobierno local se vio abocado a cerrar parcialmente la oficina de Registro tras la protesta de los trabajadores, a 35 grados y sin climatización. Los funcionarios vieron cómo sus ordenadores iban fallando durante la jornada por las altas temperaturas. La estampa de las oficinas del Registro en la rúa Barreira y en el edificio municipal de la Praza de San Martiño era la de dos edificios con todas las ventanas abiertas. Dentro, trabajadores con algún ventilador para soportar la falta de refrigeración a la que los sometió el Concello. Tras las quejas (no es el primer verano que ocurre), el gobierno local acordó a última hora un cierre parcial del Registro, que atenderá de 8,30 a 12,30 horas. Establecen la oficina de atención al ciudadano (Praza de San Martiño) como refuerzo a los efectos de tramitación de altas y bajas del Padrón Municipal a partir de las 12,30 horas. Sí funcionarán con normalidad la oficina de registro de A Ponte y la expedición de certificados de empadronamiento en el propio Registro. La ola de calor no empezará a remitir hasta el domingo. No hay entradas para pasar la tarde en las piscinas de Oira hasta el sábado Los horarios de ocio ante el calor ourensano también se adaptan para paliar las horas de más altas temperaturas. Los parques infantiles de la ciudad están prácticamente desiertos durante toda la jornada, a excepción de la zona multijuegos de la rúa Concejo, donde numerosos niños disfrutaban ayer por la tarde de los chorros de agua del parque y otras áreas con alguna sombra disponible. No hay muchas más opciones “acuáticas” en la ciudad: es prácticamente imposible reservar entrada en la App que gestiona la piscina de Oira para pasar una tarde en estas instalaciones municipales. Hasta el próximo sábado, todas las entradas de tarde (en horario de 16,30 a 21,00 horas) están agotadas en la aplicación. Son 800 personas las que se admiten en cada jornada vespertina. Hasta el fin de semana están las tardes ocupadas. De hecho, muchas mañanas llegan ya casi a la mitad de su aforo para estos días. En resumen, más de 1.000 personas pasarán cada día de la ola de calor por las piscinas municipales de Oira. La falta de instalaciones cercanas y con gran capacidad (como la fallida Monterrei) también aumenta la demanda de servicios en la ciudad y en piscinas del área metropolitana, que durante estos días presentan la misma estampa de aforo casi completo.