La ortografía como arma de defensa

Raúl Jiménez con su abogado
El exdirigente gitano y una de las figuras claves de la integración de este colectivo en la ciudad de Ourense, Raúl Jiménez Salazar (50 años), se sentará hoy en el banquillo de la Audiencia (también los días 22 y 23) para responder de un delito de amenazas condicionales a quien hasta agosto de 2009 había sido su máxima valedora, la funcionaria del Concello Amelia Belmonte Espada, quien en la etapa del PP en el Gobierno ostentó puestos de responsabilidad en el departamento de Servicios Sociales.
Un jurado popular será el encargado de decidir sobre su inocencia o culpabilidad, teniendo que decantarse por dos versiones totalmente enfrentadas. Pero una de ellas podría llevarle tres años a la cárcel : la que sostiene el ministerio fiscal y la propia trabajadora municipal que sufrió las amenazas, personada en el procedimiento penal como acusación particular. A su entender, Jiménez Salazar trazó un plan con el que obtendría un beneficio económico rápido y fácil. A costa del dinero de una familia y su tranquilidad.

Paradójicamente, el acusado se presentará en el juicio como el otro gran damnificado de la historia, una víctima colateral del chantaje. El expresidente de la Federación de Asociaciones Gitanas gallegas acudió a la cita en donde supuestamente Belmonte debía proceder a la entrega de 6.000 euros -depositados en una papelera- a cambio de preservar la integridad de su familia. Pero la víctima ya había denunciado los hechos a la Policía, quien aguardó pacientemente a que llegara el extorsionador y así detenerlo. A partir de este punto, en donde las versiones toman vericuetos diferentes que deberá examinar atentamente el jurado para posicionarse.

La Policía encontró en el lugar concertado a Jiménez Salazar, pero éste declaró que se presentó allí engañado. Según su versión, unos rumanos que no conocía de nada se dirigieron a él cuando paseaba al perro cerca de su vivienda. Estos mismos le indicaron que debía recoger un paquete que alguien depositaría en una papelera cercana a una fuente antes de llegar a Castadón (Pereiro). De lo contrario, sostiene, harían daño a su esposa e hijas.

Trabajando en el cementerio
El inculpado, que ya está trabajando otra vez para el Concello tras permanecer unos meses suspendido de empleo -ahora destinado a labores de mantenimiento de cementerios-, asegura que nunca haría nada que perjudicase a Amelia Belmonte porque, según dice su abogado, 'era como una madre para él y todos los suyos'.

La defensa asegura que tiene argumentos, más allá del sentimiento de afecto que el encausado y su familia proclaman por la trabajadora municipal, para demostrar que no es el autor de las amenazas. 'No es lógico, y resulta totalmente imposible, que Raúl hubiera realizado ningún tipo de amenaza a través de mensajes al teléfono de Amelia', asegura el abogado José Manuel Rodríguez Díaz.

Los SMS que recibió tanto la denunciante como su marido fueron remitidos desde una cabina telefónica con un más que aceptable castellano sin apenas faltas de ortografía y una correcta gramática. Por ejemplo se le decía:'Lee detenidamente este SMS. Esto va en serio, no queremos hacer daño pero necesitamos 6.000 euros para salir con mi gente fuera de Galicia. No sólo eres tú, también alguno de los tuyos'.

Pero Raúl Jiménez, pese a que tiene estudios de Educación Básica, sigue cometiendo ese tipo de faltas de ortografía capaz de irritar los ojos. Y, según parece, un vistazo a las cartas o escritos de su puño y letra podría corroborarlo.

Te puede interesar