La otra factura del virus en las residencias: desgaste y estrés

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La Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría pide aplicar programas de prevención entre el personal

La irrupción del covid detuvo el tiempo en las residencias sociosanitarias el pasado marzo. Mientras el resto de la sociedad desescaló con el paso de las semanas, en los centros de mayores la apertura fue tímida y cauta. Nueve meses después, la lucha continúa y el miedo al "bicho" sigue presente en el día a día de trabajadores y usuarios. "Nuestra situación es complicada, vivimos en una tensión continua", resume Coral Conde, trabajadora social del Centro Residencial Tercera Edad Esgos. 

Al inicio de la pandemia, los profesionales no solo se tuvieron que enfrentar a un virus desconocido, sino también a sucesivos cambios en los protocolos de limpieza y seguridad sanitaria. "Non tiñamos material de protección, non o atopabamos, non sabiamos cales eran os mellores produtos para desinfectar...", recuerda Esther Pérez, directora de los hogares San Amaro I y San Amaro II. Ahora, cuentan con más conocimiento, pero la preocupación no se va."É máis levadeiro, temos material, rutinas, protocolos... Pero a situación provoca a mesma sobrecarga no persoal", reconoce.

DESGASTE emocional

El miedo a la entrada del virus en las residencias también afecta a la vida de los trabajadores en el exterior. "Dende o 2 de agosto non me volvín xuntar coa familia, tanto polo medo a traer algo aquí como polo medo a contaxiarlles algo a eles", explica Pérez. 

Tanto ella como Conde reivindican el compromiso de los profesionales por evitar contagios y proteger a los usuarios, así como el "poco" reconocimiento social de su esfuerzo. "Es muy fácil criticar a las residencias, pero mucha gente no se da cuenta de que tenemos una vida fuera, hijos, padres a los que hay que llevar al médico...", explica Conde. "Somos persoas como o resto da sociedade, temos dereito a ter a nosa vida familiar e social, pero privámonos moitísimo de ir a moitos sitios, temos o medo metido no corpo. O nivel de baixas é inmenso, moitas por dores musculares debidas a ese agotamento, ese desgaste", asegura Pérez. 

Sus centros no han tenido ningún caso de covid hasta ahora, ni entre los usuarios ni entre los trabajadores, por lo que mantienen las visitas, aunque bajo estrictos protocolos. "Eu son moi partidiaria de manter as visitas: son fundamentais, tanto para eles como para os familiares", asegura Pérez. 

En la medida de lo posible, se mantiene la "normalidad". "Siempre le digo a mis compañeras: que no nos tiemblen las piernas dentro del centro, fuera si eso. Los mayores son los verdaderos héroes", asegura Conde.

CRIBADOS: UN RESPIRO

Los cribados periódicos realizados por Sanidade entre los trabajadores de residencias sociosanitarias permiten un cierto respiro. "Estamos mucho más controlados, cada 15 días nos hacen las pruebas, y eso te ayuda, porque conoces la situación real", explica Coral Conde. "As probas dannos un alento que non se pode un nin imaxinar", asegura Pérez. 

Algunos centros, no obstante, también compran sus propios test para realizar en caso de necesidad. "Compramos test de antígenos para casos en los que haya un mínimo riesgo, como un residente que va a una consulta externa, pasa la cuarentena y queremos estar seguros de que está bien", añade Conde.

PROGRAMAS DE PREVENCIÓN

A la vista de la situación de estrés del personal sociosanitario, la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría (SGXX) reclama programas de prevención de riesgos psicosociales. "Están expuestos a un riesgo importante de padecer problemas de salud mental de por sí, es un trabajo duro, pero ahora, con la pandemia, hay un nuevo elemento de estrés añadido", explica Chema Faílde, secretario de la SGXX y profesor de Psicología de la UVigo. Faílde pone el acento en la presión, el miedo y la preocupación de los trabajadores, así como su imagen en la sociedad. "Al principio de la pandemia, mientras los sanitarios eran héroes, parecía que en las residencias había villanos y paradójicamente eran ellos los que trabajaban sin casi medidas de protección", apunta. 

“Lo lógico sería dejar abiertos los centros integrados"

Chema Faílde recuerda la importancia de reabrir los centros integrados de la primera ola, para tratar allí a los mayores contagiados. "Lo lógico sería dejarlos abiertos", apunta. Faílde defiende que de este modo se reduciría la carga de las residencias de mayores, así como la presión de sus trabajadores. "Ahora mismo es necesario hacer un estudio para saber el alcance de cuadros de estrés entre el personal, para poder diseñar estrategias de intervención y cuidados para mejorar su estado y evitar la cronificación de los trastornos", añade.

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