Los ayuntamientos de la provincia de Ourense perderán al menos 10 concejales en las próximas elecciones municipales de 2011 con respecto a las de 2007, según datos del Instituto Nacional de Estadística.
Esta es una de las consecuencias de la despoblación que sufre la provincia. De los 11 concellos de Galicia que a día de hoy se hallan por debajo de los baremos que implican la pérdida de dos concejales por consistorio, cinco de ellos son ourensanos. Se trata de Ramirás, Riós, Montederramo, Vilar de Santos y Xunqueira de Espadañedo. Aunque el dato de referencia está todavía por cerrar, haciendo una comparativa con la población de 2006 (referente anterior) y la del padrón de 2009 (el último publicado) se puede avanzar cuál será la asignación de concejales.
En los casos de Vilar de Santos, Xunqueira y Montederramo, su representación, al bajar de los 1.000 habitantes, descenderá de nueve a siete ediles, mientras que Riós y Ramirás, al caer de los dos mil, pasarán de tener 11 representantes a nueve.
Uno de los efectos inmediatos de perder población por debajo de las escalas que concreta la Ley del Régimen Electoral será la reducción de los fondos que fija el Estado para la financiación local. Y es que Galicia todavía no ha podido hacer valer una reclamación planteada años atrás desde la comunidad autónoma: que los recursos del Estado con los que se financian una parte de los ayuntamientos se establezcan en base a criterios que non sean el mero recuento de vecinos, y que incluyan la dispersión poblacional, tan característica de Galicia, que cuenta con el 50% de los núcleos de población de España, y el envejecimiento.
A los municipios que perderán dos ediles, hay que añadir aquellos otros que se mantienen en una posición amenaza por el mismo efecto. Lobeira, por ejemplo, está sólo 16 habitantes por encima del límite que implica restar dos ediles al consistorio; Gomesende, 18; Manzaneda, 28; Os Blancos, 30; Petín 30; Cualedro, 49, y Calvos de Randín, 94.
Sólo el concello de Xinzo estaría en situación de ganar ediles, al superar los diez mil habitantes, y pasar de los 13 concejales actuales a 17. El de Xinzo es un caso emblemático, ya que en las anteriores municipales estaba a sólo dos habitantes de alcanzar los 10.001, cifra a partir de la cual un consistorio gana cuatro concejales.
En los casos de Vilar de Santos, Xunqueira y Montederramo, su representación, al bajar de los 1.000 habitantes, descenderá de nueve a siete ediles, mientras que Riós y Ramirás, al caer de los dos mil, pasarán de tener 11 representantes a nueve.
Uno de los efectos inmediatos de perder población por debajo de las escalas que concreta la Ley del Régimen Electoral será la reducción de los fondos que fija el Estado para la financiación local. Y es que Galicia todavía no ha podido hacer valer una reclamación planteada años atrás desde la comunidad autónoma: que los recursos del Estado con los que se financian una parte de los ayuntamientos se establezcan en base a criterios que non sean el mero recuento de vecinos, y que incluyan la dispersión poblacional, tan característica de Galicia, que cuenta con el 50% de los núcleos de población de España, y el envejecimiento.
A los municipios que perderán dos ediles, hay que añadir aquellos otros que se mantienen en una posición amenaza por el mismo efecto. Lobeira, por ejemplo, está sólo 16 habitantes por encima del límite que implica restar dos ediles al consistorio; Gomesende, 18; Manzaneda, 28; Os Blancos, 30; Petín 30; Cualedro, 49, y Calvos de Randín, 94.
Sólo el concello de Xinzo estaría en situación de ganar ediles, al superar los diez mil habitantes, y pasar de los 13 concejales actuales a 17. El de Xinzo es un caso emblemático, ya que en las anteriores municipales estaba a sólo dos habitantes de alcanzar los 10.001, cifra a partir de la cual un consistorio gana cuatro concejales.
