El área sanitaria de Ourense experimenta estos días un cambio de tendencia en las cifras de ingresos covid: de los 10 pacientes hospitalizados, 6 se encuentran en la unidad de críticos, dos más que en planta convencional. Esta es la primera vez que se da esta situación desde el inicio de la pandemia, ya que hasta ahora, la cifra de enfermos graves aumentaba de forma progresiva a medida que crecía la de hospitalización, incluso con varias semanas de retraso.
Aunque el número de ingresados es todavía bajo, los sanitarios reconocen cierta preocupación, ya que el porcentaje de enfermos graves sobre el total de positivos es elevado, el más alto de la comunidad. Ayer, de los 196 casos activos registrados en la provincia, el 3,06% se encontraba en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del CHUO. En las últimas semanas, pese a la leve caída de los contagios, esta tasa se mantiene en valores altos. A principios de mes, el 4,27% de los contagiados estaban ingresados en el servicio de medicina intensiva, un porcentaje muy superior al registrado en anteriores olas, cuando no se llegó a superar el 2% del total.
La vacunación
Detrás de este cambio de tendencia se encuentra la avanzada campaña de vacunación como uno de los principales factores. “En principio es la explicación que encontramos: las personas de más edad y con más factores de riesgo ya están inmunizadas”, argumenta María José de la Torre, médica intensivista. Eso explicaría el elevado número de pacientes en UCI en comparación con planta, ya que en hospitalización convencional solían ingresar las personas contagiadas de mayor edad, que ahora o no se contagian o pasan la enfermedad asintomáticos, tras vacunarse contra el coronavirus.
Desde el final de la tercera ola, el pasado mes marzo, hasta ahora, se ha visto como la presión asistencial se ha mantenido en valores estables en las siete áreas sanitarias gallegas. Aún así, los profesionales piden prudencia a la población y recuerdan que la enfermedad sigue siendo la misma. “El virus no ha cambiado, continúa produciendo enfermedad grave en ciertos pacientes, que siguen necesitando ser hospitalizados e ingresados en la unidad de cuidados intensivos”, apunta De la Torre.
El perfil
Como consecuencia de que las personas de más edad ya no suelen ingresar al contagiarse, el perfil de los pacientes ha variado en los últimos meses. “Los pacientes que tenemos son más jóvenes”, explica la médica. Los seis enfermos ingresados, de hecho, se encuentran por debajo de los 65 años. “Tienen menos comorbilidades (presencia de dos o más enfermedades), lo que ayuda a que su estancia en la UCI sea más breve que antes”, detalla.
Los factores de riesgo de los pacientes siguen siendo los mismos de antes: hipertensión, obesidad y diabetes, entre otros. El tratamiento tampoco ha variado: “Es más o menos parecido al de anteriores olas, la respiración asistida es el más común”.
Nueve meses
Después de la primera ola del coronavirus, el pasado verano, la UCI del CHUO llegó a vaciarse por completo de casos positivos durante tres meses, una situación que no volvió a repetirse. El 20 de agosto ingresó el primer paciente covid de la segunda ola, y desde entonces, la unidad ha atendido siempre algún enfermo contagiado. En los momentos de más presión (como octubre y febrero, en plenas segunda y tercera ola), el servicio llegó a registrar una veintena de positivos de forma simultánea, aunque nunca se superó el máximo de 23, contabilizado el 14 de abril de 2020. La elevada ocupación provocó el traslado de pacientes a otras áreas, así como la adaptación de quirófanos a camas de críticos, para atender a todos los afectados.
Los sanitarios confían en que a medida que la campaña de vacunación siga avanzando, la cifra de pacientes que desarrollan sintomatología grave continúe en descenso. Por el momento, continúan en la trinchera, tras nueve meses de intenso trabajo continuado.
