A la espera de la llegada del domingo, día de la Iglesia Diocesana, los integrantes que conforman esta "gran familia" hacen repaso de lo que va de año, destacando que, pese a las dificultades y a los cambios en la hoja de ruta debido a la crisis sanitaria, seguirán "dando cobertura allí donde haya una necesidad que atender".
María Tabarés, directora de Cáritas Diocesana de Ourense, asegura que "todos los planes se han trastocado este año, y nos ha tocado reinventarnos", aunque este hecho no merma "ni lo más mínimo" la apuesta de la organización por el desarrollo de sus programas sociales: "Ha sido una revolución, pero mientras aguantemos, programaremos actividades para reducir la brecha de la desigualdad. La caridad no cierra", afirma, ratificando los datos presentados por Cáritas, que apuntan a un "refuerzo importante al comedor social, además de servicios de atención telefónica a mayores, el reparto de alimentos a familias vulnerables (90.000 kilos entregados a casi 4.000 personas) y talleres de empleo, digitalización y concienciación en distintos ámbitos, y programadas de acogida".
Videoconferencia de las "IX Xornadas da Rede Galega contra a trata sexual"
Esfuerzo colectivo
Desde el Obispado de Ourense confirman el buen hacer de las organizaciones y la saturación que experimenta el sistema desde marzo. Raúl Alfonso González, delegado episcopal de Asuntos Económicos, ensalza "los grandes esfuerzos que se están haciendo, incluso en las parroquias más pequeñas, por prestar servicio asistencial", ejemplificando el compromiso parroquial con la situación en Oímbra y Verín: "Siete parroquias de esa zona han invertido en conjunto casi 3.000 euros en adaptar los espacios religiosos a las medidas sanitarias, lo que supone el 30 o 40% de su presupuesto", detalla.
Aun así, González advierte que "la pandemia ha afectado en muchos niveles al ámbito parroquial", reconociendo que "las obras de caridad y asistenciales están bastante desbordadas por la creciente demanda, que cada día va a más".
Dos participantes de la actividad 'No tener casa mata' muestran su trabajo
Por otra parte, el delegado señala que "los ingresos ordinarios han disminuído; hay menos en la cesta por la reducida afluencia a actos religiosos, y se han suprimido celebraciones que suelen llevar donativos asociados, como bodas o comuniones", destacando que hacen lo posible "por mantener los programas; cuantos más recursos tengamos, más podremos hacer".
Luis Rodríguez, párroco de San Pío X, se hace eco de la realidad de la situación, enumerando las iniciativas que desde su iglesia han realizado durante este tiempo: "Estamos pendientes de situaciones de vulnerabilidad en vecinos mayores que viven solos, y entre otras cosas, hay en marcha campañas recogida de alimentos, como la operación kilo de Amencer para Navidad, y colaboraciones con varios negocios locales que prestar apoyo a familias necesitadas de la zona", expone, y aprovecha para hacer un llamamiento a la gente joven, solicitando que "arrime el hombro; necesitamos de mucha cooperación actualmente para construir y mantener estas redes de solidaridad ciudadana".
“La Diócesis depende de todos, es una gran familia"
Raúl Alfonso González, delegado episcopal de Asuntos Económicos, explica cómo ha evolucionado el contexto de la pandemia en las parroquias, reportando "un cambio significativo en su vida cotidiana, sobre todo en las más grandes, que no pueden cubrir al 100% todo lo que sucede en su área". Este año, el presupuesto general de la diócesis ronda los 12 millones de euros, aunque debido al covid "se adaptaron partidas para destinarlas a otras labores, como eliminar los desplazamientos de los párrocos de marzo a mayo y reforzar el servicio de comedor social de Cáritas, o modificar el planteamiento de la catequesis, alternando formación presencial y online".
González finaliza recitando el lema de este año para el domingo, “Somos lo que tú nos ayudas a ser. Somos una gran familia contigo”, ya que "los logros diarios se consiguen trabajando juntos como miembros de una gran familia".
