As Eiroás casó a su Pita y quemó el meco. Seixalbo se tiñó multiculor con el desfile de comparsas por su núcleo histórico. Y la ciudad otorgó el protagonismo a los disfraces a título individual, envolviendo en magia y fantasia la zona de vinos. Como mandan los cánones del martes de Entroido. Los lloros y las despedidas quedaron para hoy.
Hoy es día de lloros. Entierro de la Sardina. Pero ayer no se guardó luto. El martes de Entroido fue sinónimo de fiesta y alegría, como marca la tradición.
Don Carnal se despidió de As Eiróas con una celebración por todo lo alto. Estaba el cura, estaban los novios, las máscaras y los testigos (decenas de vecinos que nunca se pierden la cita con su historia). Así que, por décimo año consecutivo, los lugareños volvieron a tener una tarde de nupcias con el oficio de la Voda da Pita. Llegó el convite, la música, el baile y la noche se iluminó con la queima do meco.
Seixalbo se tornó en pueblo multicolor con un desfile de disfraces por sus emblemáticas calles del núcleo histórico en el que se dejaron ver numerosas comparsas y cuya concentración en la Praza dos Barreiros dejó una estampa para recordar debido a su gran vistosidad. Tras la exhibición, la fiesta del Entroido se trasladó a la Praza Maior y se prolongó horas y horas. Es Carnaval.
Y en Ourense música y disfraces se repartieron el protagonismo. Las charangas siguen adueñándose de las calles desde primeras horas de la mañana y hasta bien entrada la noche. Además, ayer era día para el lucimiento de los disfraces a título individual. Envueltos en fantasía, los ourensanos se dejaron caer por las distintas pasarelas situadas por las plazas más emblemáticas de la zona de vinos.
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La Región publicará el viernes un número extraordinario con amplia información gráfica del Entroido.
Don Carnal se despidió de As Eiróas con una celebración por todo lo alto. Estaba el cura, estaban los novios, las máscaras y los testigos (decenas de vecinos que nunca se pierden la cita con su historia). Así que, por décimo año consecutivo, los lugareños volvieron a tener una tarde de nupcias con el oficio de la Voda da Pita. Llegó el convite, la música, el baile y la noche se iluminó con la queima do meco.
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Y en Ourense música y disfraces se repartieron el protagonismo. Las charangas siguen adueñándose de las calles desde primeras horas de la mañana y hasta bien entrada la noche. Además, ayer era día para el lucimiento de los disfraces a título individual. Envueltos en fantasía, los ourensanos se dejaron caer por las distintas pasarelas situadas por las plazas más emblemáticas de la zona de vinos.
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