PASÓ LO QUE PASÓ

Pasó lo que pasó | Poca justicia se hace a sí misma

Julio G. S., culpable por la muerte de Nerea Añel
El análisis de la semana en Ourense, de la mano de Antonio Nespereira

Antonio Nespereira ofrece su visión de lo que ha sucedido en Ourense a lo largo de esta semana.

Era reversible   

La Justicia tiene que hacer mucho por sí misma porque su crédito tuvo mejores tiempos. No pretende ser este un juicio temerario sobre uno de los pilares del Estado, pero sí reflejar la sensación que se capilariza en la sociedad sobre sus decisiones, que no siempre se comprenden y a veces ni se entienden. Estoy seguro, o quiero estarlo, de que las decisiones se basan en los estrictos postulados de la ley, que es igual para todos, o debiera. Hace una semana un jurado popular consideraba culpable a Julio González Sierra por la muerte de Nerea Añel. A partes iguales la decisión provocó (supongo) una descarnada desazón en el acusado y cierto alivio, solo cierto, en familiares y amigos de Nerea porque se había hecho “justicia”. El jueves la Audiciencia Provincial decidía absolver a Julio porque “no se puede determinar si la prestación de asistencia médica hubiese evitado la muerte”. Cambio de situación por lo tanto: de nuevo en el entorno de la fallecida cae la negrura de la noche eterna y la luz entra por una rendija de la celda del que era acusado.  Claro, estas cosas no son para legos, pero este torbellino de situaciones trastean a cualquiera, sobre todo a los implicados. Se encomienda al jurado una decisión tan de extrema gravedad y su fallo resulta que no tiene encaje. Se les selecciona con rigor, se les instruye en las claves de la cosa judicial, se les aparta (en teoría) del ruido mediático del caso para no estar contaminados, se celebran varias jornadas de juicio y al final pasa lo que les estamos contando. Culpable solo unos días en un fallo reversible, lo mismo defendible del derecho que del revés.

A jugar       

Hubo un tiempo en el que la Justicia hizo desfilar a un alcalde, concejales y técnicos ourensanos por el edificio presidido por la efigie de una señora que sujeta una balanza, tiene los ojos vendados y porta una espada. Alguno, investigado por asuntos que resultaron ser filfa, esperó seis años a que le dejaran en paz por lo inconsistente de los cargos. Nada les restituye del desasosiego, las noches de insomnio o las secuelas físicas o psicológicas. Parece que cuando franqueas la puerta del edificio judicial debes ir con la íntima convicción de que “hemos venido a jugar”, por lo tanto que sea lo que Dios quiera. Y su señoría, claro.

La orogénesis      

Otros asuntos van con el mimo del guiso de la abuela. Hace diez meses que comenzaron a divulgarse los ya famosos audios de Jácome, los de “dar el palo a lo grande” y otras lindezas. La escucha del material era una auténtica masterclass sobre cómo los escrúpulos son para esta gente una corona de espinas. Las cosas llevan su tiempo y el transcurrido aún no es suficiente para que la Justicia dé señales de vida ante los hechos conocidos. La formación de las cadenas montañosas a través de la orogénesis tampoco fue rápida y el tiempo está emparejando ambos procesos. En diciembre los antiguos amigos de Jácome, que dicen saber cómo se las gasta, fueron a la Justicia para decir que el alcalde hacía caso omiso a supuestas incompatibilidades. Paralelamente, agentes de un cuerpo especializado de la Policía Nacional están invitando a charlar a conocidos del alcalde, no para tomar café precisamente. Todo va así, lento, pero va, por lo que está trascendiendo. Son solo conjeturas porque certezas hay pocas, únicamente la confirmación del estado de nerviosismo que trasluce el señalado obedece a que se estaba mejor siendo un alcalde ejemplar que lo que es hoy: ¡vaya ejemplar de alcalde! 

La cobardía

Y cuando alguien está muy nervioso, salta por todo, sucumbe a las diatribas, lo mismo para insultar a periodistas que para sacudirse sus tormentos en el salón de plenos. Es muy difícil intercambiar argumentos o que entienda el trabajo ajeno alguien huérfano de la legitimidad del cargo y el respeto que ello comporta. Podrá ser lo que los partidos quieran porque no le relevan, pero no respetable. Podrá intimidar a sus lamerones, que le deben el pan y la sal, pero no a los demás. A ver si va a ser cierto lo que le dijo el concejal socialista José Ángel Vázquez Barquero a la cara: “Usted es un cobarde”. Y achantó. Pero la cobardía no es un delito, es una condición. Si lo fuese tal vez aún se podía escapar de la Justicia, como hasta ahora. De momento.

El portafotos

Pilar Garzón es la presidenta del Colegio de Médicos de Ourense. Profesional del área de urgencias, lleva en el cargo desde el 2022 y el colectivo que preside elevó la voz sobre la situación de la Atención Primaria, la puerta de entrada al sistema, como dicen todos los teóricos, pero que debe tener la cerradura atascada y las bisagras sin engrasar. Corren malos tiempos para la sanidad pública ourensana, reclaman sus profesionales. Cada vez es más frecuente ver batas blancas protestando por la situación. En una carta a la gerencia del área sanitaria el colectivo que preside Pilar Garzón alerta de la “insostenible situación en la que se encuentra nuestra área”, para pronosticar nada bueno ya que se va “en una deriva permanentemente negativa que no parece tener fin”. El gerente, Felix Rubial, debe tener acúfenos últimamente, una molestia constante en los oídos, de tanto que hablan de él sus propios compañeros. Que el Colegio de Médicos se exprese con la dureza que lo hace en la carta es para tenerlo en cuenta y los usuarios de la sanidad echarse a temblar. Según parece, no hay profesionales o es difícil retenerlos en Ourense. Al margen de la cuestión sanitaria, debe ser cosa del futuro que estamos labrando aquí. De ello no tendrá culpa solo el Sergas.

Al poner la lupa

Cómo pasa el tiempo que pasa entre los 8M

El 8M se extiende como mancha de aceite. No queda colectivo, partido u organización que no haga suyo el mensaje en favor de los derechos de la mujer, aún conculcados en múltiples situaciones. También la provincia se ha teñido del color violeta que identifica la estética reivindicativa de la jornada. Con muchos matices lúdicos pero con la firmeza de no cejar en el empeño de no dar un paso atrás ni para tomar impulso. Cada año va a más, paradógicamente cuando debería de mitigarse su impacto. ¿Por qué? Porque cada vez la sociedad debería avanzar más y dotarse de herramientas que blinden los derechos, pero aquí hay una sima importante. Si cada vez hay más gente reclamando derechos, respeto o igualdad de oportunidades es que tiene razones para ello. Otra cosa es lo que pase desde el día de hoy, cuando el violeta sea un color más. La jornada ha pasado y ha dejado su impronta. Fue su día, pero solo es un día.  Las conquistas se obtienen en el periodo que va de 8M a 8M.

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