Una pata de la especie ánade real fue madre recientemente de 11 patitos que ahora la siguen a todas partes. Tras pasar la mañana en el Parque Infantil de la calle Concejo, la familia se dispuso a cruzar la carretera, pato tras pato, arriesgándose al peligro de que algún coche pudiese atropellarlos mientras se tambaleaban uno tras otro. Algunos vecinos, que presenciaban con emoción la escena, decidieron evitar el desastre.
"Tuvimos que desviarlos hacia el Pazo, pero fue difícil porque la pata es muy agresiva", explicaba una de las interventoras. Al llegar a los límites del muro del recinto judicial, las crías se precipitaban, bajo la supervisión de su madre, una tras otra, al vacío porque todavía no saben volar. Y una vez en pie, se dispusieron a emprender camino hasta el río.
Los testigos del viaje temieron que la familia volviese a poner en peligro su vida en la carretera, así que dos vecinas se coordinaron para llamar a la Policía Local y a Seprona de la Guardia Civil, desde donde les indicaron que "era algo normal y que los dejasen estar". No contentas con la respuesta, hicieron otra llamada al 112. El policía nacional que hacía turno en la puerta del Pazo de Xustiza también señaló que quizá habría que "cortar la circulación para ayudarlos a cruzar". Sin embargo, momentos más tarde, tres mujeres aparecían con una caja de cartón y bajo los ojos de una decena de testigos y los objetivos de sus cámaras de móvil, los arrinconaban contra una pared utilizando la caja. Una vez todos a bordo, se los llevaron para efectuar el cruce y posibilitar que, después de tanto esfuerzo, llegasen finalmente al río.
Los testigos, aún sorprendidos por la visita avícola, se quejaban de la poca colaboración: "¡Los patos al borde de la muerte y la gente grabando!", comentaba una de las mujeres que llamó a la policía.
