La periferia de la ciudad se salva por el efecto covid de la caída poblacional

El confinamiento vivido en 2020 ha traído consecuencias demográficas, no solo en la basculación de población de la ciudad a los pueblos, como ya acreditaron los datos (más concellos que nunca ganaron población en 2020), sino también en la propia distribución de habitantes dentro de los límites territoriales del concello de Ourense. La ciudad vive un declive poblacional continuo en los últimos años, que le coloca ya cerca de ser rebasada por Santiago de Compostela. De hecho, las previsiones demográficas apuntan a que entre 2024 y 2025 podría dejar de ser la tercera ciudad de Galicia. Según los últimos datos del padrón continuo, hay 103.954 habitantes en la ciudad, frente a los 104.622 que había censados antes de la pandemia. Hace 10 años había 107.597. Sin embargo, el reparto poblacional ha variado exponencialmente, con mayor descenso en el casco urbano que en el perímetro rural. Mientras en los barrios urbanos la población cayó un 1% desde el estallido de la pandemia, en los más rurales incluso creció, con un aumento global en estas zonas del 0,3%. Los datos publicados esta pasada semana por el Instituto Galego de Estatística así lo avalan. Polvorín, Seixalbo y Vilar de Astrés, todos núcleos de la periferia, son las zonas que más habitantes ganaron en los últimos dos años. Aunque bien es cierto que no todos los núcleos del rural sufren la misma tendencia, puesto que precisamente Cudeiro y Rairo (aunque son zonas más urbanas) son los núcleos que más vecinos perdieron proporcionalmente también en este bienio pandémico. Por zonas En todo caso, y en número absolutos, As Lagoas es el barrio que sufre el declive más pronunciado, con una pérdida de más del 4% de sus habitantes entre 2019 y 2021, lo que supone una merma de 201 vecinos en ese periodo. Después de As Lagoas, es A Ponte, con 137 vecinos menos, el que sufre el mayor descalabro demográfico, seguido también del centro (-109), Mariñamansa (-79) y O Vinteún (-61). De los grandes barrios, O Couto es el que aguanta mejor, perdiendo solo 12 empadronados en dos años, aunque destaca todavía más el caso de su barriada vecina, A Carballeira, que incluso gana habitantes, con 73 más desde el último año. Después, las subidas se concentran principalmente en la periferia rural, con Vilar de Astrés (+43), Cruz Alta (+37), Seixalbo (+34), y Polvorín (+32). También crecen, aunque muy ligeramente, Cabeza de Vaca, A Lonia y Mende, Untes y Santa Cruz de Arrabaldo. Oira se queda igual que hace dos años. Destaca el caso del Casco Vello, que tras años de fuerte declive, consigue mejorar ligeramente y gana 31 vecinos, especialmente en las calles del entorno de la catedral, aunque sigue desplomándose en la zona sur, más cercana al Posío. Ocaso de As Lagoas: sus calles lideran el descenso Un análisis pormenorizado de los datos del IGE a nivel de calles pone nombres a las zonas concretas donde se están produciendo las mayores fugas de población. As Lagoas se lleva la palma, con una pérdida global de más de 4%, pero con hasta un 7,3% menos de habitantes en dos años en las calles del entorno del Portovello, la mayor caída de toda la ciudad. La siguiente zona que más habitantes pierde está también en As Lagoas, en el entorno del Edificio de Ferro., con una merma del 6,2% en dos años. La siguiente caída más pronunciada se da en Mariñamansa, en las calles del entorno del primer tramo de la avenida de Zamora, donde el descenso es de 5,5%. En el lado positivo, destaca el caso del entorno del parque de San Lázaro, que es la zona que más ha crecido en estos dos años, con un 7,9% más de vecinos, pese a la caída generalizada en todo el centro de la urbe.