Persianas bajadas en las cafeterías municipales

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La hostelería apunta al alto canon y a la duración del contrato como causas de la situación de los establecimientos

Inmersos en pleno verano, los ourensanos y turistas se ven privados de varios espacios de ocio en puntos de esparcimiento. Se trata de las cafeterías de titularidad municipal de los parques Barbaña y Miño y la de las Pozas de Maimón, con las persianas bajadas desde hace años. Pese a las intenciones lanzadas por el alcalde de Ourense, hace unos meses, en las que confiaba en que los tres establecimientos estuviesen abiertos en la época estival, la realidad ha sido bien distinta y, en estos momentos, solo la del Parque Barbaña tiene trazas de poder abrir en un futuro cercano.

El concurso público por este establecimiento fue el único de los tres lanzados por el gobierno municipal que suscitó el interés de hosteleros, presentándose cinco ofertas para hacerse con la gestión de la cafetería durante la próxima década. Finalmente, el gobierno local adjudicó a Iago Ananín Blanco el contrato, por el que abonará cerca de 25.000 euros anuales y que fue formalizado hace una semana. Sin embargo, Jesús Vázquez desvelaba ayer que la cafetería "estaba nun estado deplorable, polo que hai que realizar obras significativas". Por este motivo, no hay todavía fecha de apertura.

Diferente es el caso de las cafeterías del Parque Miño y de las Pozas de Maimón. El concurso lanzado para el primer establecimiento fue declarado desierto a principios de junio pese a ser el que tenía un canon más bajo de las tres -algo menos de 6.000 euros anuales-, mientras que el del establecimiento en Outariz -con un alquiler cada año de 32.000 euros- será declarado desierto próximamente, confirmando ayer el alcalde que no existían ofertas.

"A xente chama para preguntar pero non pasan de aí", indicó Vázquez, que busca soluciones para poder subir las persianas de los establecimientos: "Veremos como podemos facer".

Hosteleros y comerciantes de la ciudad consultados sobre las causas del bloqueo de estas cafeterías coinciden en el diagnóstico del problema: canon, duración del contrato y estacionalidad.

Al dueño del Café Latino, Eduardo Rodríguez, le "chirrían las condiciones". "Son locales muy estacionales y con precios prohibitivos, el negocio tiene que ser para el hostelero, no para el Concello, son condiciones muy complicadas, un caramelo envenenado", señala.

El presidente de la Federación de Comercio, Aurelio Gómez Villar, considera que "las administraciones deberían pensar menos en la recaudación y dar más facilidades para generar empleo".

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