Los placeros de Ourense amenazan con no regresar al nuevo edificio

La directiva de la Plaza de Abastos ha hecho públicas sus sospechas de que la proyectada reforma del mercado de As Burgas, actualmente en ejecución, puede tener múltiples deficiencias que le ocasionaría graves perjuicios en sus actividades futuras. Únicamente tienen sospechas porque, como explican, no conocen el proyecto ni cómo va a quedar el espacio comercial. Después de una reunión reciente los comerciantes han enviado un escrito al alcalde, Gonzalo Pérez Jácome, en el que recuerdan que “no sólo no se nos ha facilitado el proyecto, sino que incluso, sospechamos que existen posteriores modificaciones del proyecto inicial”. El colectivo que preside Emilio González alude a que la rehabilitación “se está apartando de la finalidad última de la obra” (un espacio comercial), por lo que “ello puede constituir un grave problema jurídico (invasión unilateral de una parte en la concesión), además de comercial, para el buen fin de lo convenido en su momento entre el Ayuntamiento y los comerciantes”. En el escrito se hace referencia a que posiblemente los arquitectos hayan concebido “un fin termal para el sótano segundo y un spa para el sótano primero; y, nuevamente, al margen de la opinión de esta concesionaria”. También aluden a que ha llegado a su conocimiento “que se está proyectando una planta superior, al parecer destinada a restauración; y, de nuevo, sin contar con la opinión de los comerciantes titulares de los puestos de la Plaza de Abastos”. Los comerciantes hacen referencia a las dudas que tienen sobre cómo se va a resolver la accesibilidad al edificio “algo fundamental para la viabilidad del comercio” y que “parece no importar nada al equipo de arquitectos”. El "molote" Denuncia el escrito, del que ya es conocedor el alcalde, que se está construyendo un “molote” de cemento entre el edificio de la plaza y el Puente Murallón, “que incluso está cegando varias luces o ventanas del mercado y se están destruyendo e inhabilitando las escaleras que existían en el acceso lateral del mismo”. Ante eso, se preguntan cómo Patrimonio ha podido dar permiso para su ejecución. No solo sospechan que la obra podría acabar como la plaza de abastos de A Ponte (que nunca fue abierta pese a que las obras concluyeron en 2015) sino que, así las cosas, “jamás los comerciantes podrían aceptar trasladarse” al edificio en obras en la actualidad. Las condiciones para el traslado serían, al menos, “corregir las cuestiones planteadas”: la definición del modelo de mercado, la accesibilidad, integración con el parking de la Alameda y la reforma del Rianxo y su entorno.