"Sigo la campaña leyendo el periódico con el café y tengo que reconocer que como votante la veo complicada porque no creo que puedan cumplir con los que prometen", asegura Javier Torres
La caravana de políticos abandona el Campo da Feira dejando un rastro de migas en la mesa y huesos relucientes en el plato. Han aprovechado la mañana para intentar seducir al electorado mientras calmaban el buche con pulpo y churrasco. Javier Torres y Moha Dardos recogen las mesas con la misma disposición que poco antes las sirvieron. "Nosotros tratamos a los políticos como a un cliente más", comentan sin detenerse con la faena. Javier Torres es natural de Ourense, tiene 26 años y ha estudiado hostelería. Moha Dardos tiene 33 años, es marroquí pero rezuma ourensanía porque lleva ya ocho veranos en la tierra de la chispas. "Continúa tú", le sugiere a su compañero. Un cliente ha levantado la mano y sale a la carrera. "Es un fenómeno, el mejor camarero de Ourense", lo halaga Javier Torres.
"Has elegido bien al que preguntar porque habla muy bien", apunta otra compañera al pasar a su lado. Javier adopta una tono serio como un candidato detrás de un atril. "Sigo la campaña leyendo el periódico con el café y tengo que reconocer que como votante la veo complicada porque no creo que puedan cumplir con los que prometen". Acudirá a votar como hace siempre. "Y ahora me preguntarás a quién voto", se adelanta, pero como se trata de una decisión personal y secreta, llega con que le envíe una petición a las personas que aspiran a representarlo. "Yo a los políticos les pediría trabajo y que tengan palabra. Lo más importante es cumplir con lo que se dice. Una persona sin palabra no es persona. ¿No es cierto Moha?", consulta con el compañero que ha regresado a la charla. "La palabra lo es todo, Javier".
