Una Praza Maior “okupada” irrita a comercio y hostelería

Jácome pretende mantener la carpa hasta el Entroido, una decisión que genera dudas técnicas

La Praza Maior de la ciudad de Ourense se ha visto alterada desde esta semana por la instalación de una macrocarpa que ha pillado por sorpresa a vecinos y empresarios de la zona, una instalación pensada para acoger actos festivos que ya estuvo colocada el último Entroido pero que, en esta ocasión, amenaza con quedarse ahí durante más de cuatro meses.

Esa es al menos, según ha podio saber este periódico, la intención que tiene el alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, que pretende aprovecharla para Samaín, Magostos, Navidad y Entroido.

La vuelta de la cúpula ha generado “mucha preocupación”, según explica el presidente del Centro Comercial Aberto Ourense Centro, Luis Rivera, que asegura “no haber tenido constancia de los planes municipales” y que ha alterado, entre otras cosas, cuestiones como la carga y descarga de los negocios.

Los principales afectados, además de vecinos y turistas que quieran disfrutar de la estampa de la Praza Maior y que se verá alterada más de cuatro meses, son los hosteleros de este enclave. Desde uno de los establecimientos señalan que “nos reducen a la mitad las mesas y nos fastidia porque no sabíamos que iba a ser tanto tiempo”, acostumbrados a restricciones puntuales en fiestas señaladas.

En clave comercial, Rivera asegura que distintos locales le han trasladado su malestar al entender que al complicarse el tránsito de personas se reducirán las ventas. Con todo, dado que parece que la Praza Maior estará “okupada” durante muchas semanas, otro hostelero y el líder de la asociación de comerciantes piden al Concello que aproveche la carpa “para hacer actividades y eventos comerciales”, invitando Rivera a que “nos pregunten porque estamos dispuestos a darle contenido”.

Más allá del quebradero de cabeza para los usuarios y trabajadores de la Praza Maior, hay también lagunas técnicas y burocráticas alrededor de esta carpa, ya que hasta el momento solo hay firmados dos contratos menores, uno de 15.000 euros por el alquiler de un mes y otro de 14.000 euros por la instalación, ambos tramitados por la Concejalía de Artes e Festexos, que depende directamente de Jácome.

El alcalde, pese a esto, tiene decidido que esta cúpula no se desmonte, ya que como ha publicado en sus redes sociales, quiere que sea clave en cuestiones como el alumbrado navideño y los actos de esa época. Sin embargo, cualquier prolongación en el tiempo de la instalación más allá de un mes, apuntan fuentes consultadas, supondría un fraccionamiento de contrato que la ley impide, al precisar entonces un concurso abierto. 

Señalan las mismas fuentes que, como ha sucedido con el caso de la atleta de Bahréin que corrió la San Martiño y que todavía no ha cobrado, habría muchas dificultades para pagar al contratista al no llevarse a rajatabla los procedimientos administrativos. 

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