La negociación del expediente de regulación de empleo en Mecanizados Rodríguez Fernández (MRF) llegó anoche a un preacuerdo (que se preveía que se confirmase a lo largo de la noche), que contempla prejubilaciones, bajas incentivadas y la suspensión temporal a un número de empleados aún por determinar, y que evita los 57 despidos propuestos inicialmente.
Tras dos jornadas de maratonianas reuniones (una de 13 horas y otra que continuaba a las 22.30 de ayer), empresa y sin dicatos alcanzaron un preacuerdo en el expediente de regulación de empleo en Mecanizados Rodríguez Fernández. Al cierre de esta edición, se estaban redactando los términos del acuerdo y se preveía que, salvo problemas de última hora, se confirmase en torno a la medianoche.
El preacuerdo contempla la retirada de la rescisión de contratos para 57 trabajadores (casi la mitad de la plantilla, de 128 empleados) y se sustituye por prejubilaciones a partir de 55 años, bajas incentivadas (con una indemnización de 30 días por año trabajado) y la suspensión temporal durante un año para un número de trabajadores aún por determinar (dependerá de cuántos se acogen a las bajas). La negociación se desarrolló con la mediación de los inspectores José María Casas y Verónica Martínez, cuyo papel valoraron los sindicatos como fundamental. También destacaron que el preacuerdo supone osíxeno para los trabajadores ante la situación que afronta la empresa, según indicó Etelvino Blanco, de CIG.
El preacuerdo contempla la retirada de la rescisión de contratos para 57 trabajadores (casi la mitad de la plantilla, de 128 empleados) y se sustituye por prejubilaciones a partir de 55 años, bajas incentivadas (con una indemnización de 30 días por año trabajado) y la suspensión temporal durante un año para un número de trabajadores aún por determinar (dependerá de cuántos se acogen a las bajas). La negociación se desarrolló con la mediación de los inspectores José María Casas y Verónica Martínez, cuyo papel valoraron los sindicatos como fundamental. También destacaron que el preacuerdo supone osíxeno para los trabajadores ante la situación que afronta la empresa, según indicó Etelvino Blanco, de CIG.
