El precio del pan sube un 10% ante el aumento de los costes

El precio del pan no escapa del repunte de la inflación que vive el país, con un IPC que el último mes alcanzó el 9,8% interanual a nivel nacional, y esta semana aumentó sus precios en Ourense, como ya hiciera alrededor de septiembre y octubre del año pasado. La cuantía del aumento depende del establecimiento, aunque se encuentra entre el 10%, sobre todo para las barras -la pequeña cuesta sobre un euro y la grande cerca de 1,45-, y el 15 %, principalmente para las bollas, que ya superan el euro y medio en la mayoría de establecimientos. El encarecimiento de los precios no es algo nuevo, ya que se produce desde el año pasado. Sin embargo, se vio potenciado por el inicio de la guerra en Ucrania, principalmente para los productos relacionados con los cereales, como la harina necesaria para producir el pan, que se importan en gran medida del país del este de Europa. España, deficitaria en este tipo de productos, importa anualmente casi el 30% del maíz que necesita de Ucrania, según los datos de la organización agraria Asaja. Además del maíz, el 17% de las compras españolas en el exterior de trigo también proceden de Ucrania, así como el 15,4% de leguminosas grano. También existe una gran dependencia en el aceite de girasol, que los panaderos emplean en algunos productos. Además, la reciente huelga de transporte, que lastró la cadena de suministros durante las dos últimas semanas, generó desabastecimiento en algunas de las principales distribuidoras de harina, lo que provoca retrasos en las entregas y tensiona también los precios. Sobre esta situación, el presidente de la Asociación Provincial de Fabricantes y Expendedores de Pan de Ourense, Roberto González, asegura que ya se normalizó la producción pero que todavía se notan las consecuencias. “Xa voltamos a traballar, xa empezou a entrar a fariña, pero agora veñen os problemas: as subas e todo o que trae consigo a fariña”, destacó, y agregó que los principales suministradores ya manifestaron que puede seguir encareciéndose el producto. Ante esta situación, advierte, la preocupación es máxima, ya que el mercado de la harina está controlado por pocas distribuidoras y resulta difícil encontrar alternativas más económicas. “No fondo estás en mans de catro ou cinco empresas grandes, antes había máis compañías de fariña que che permitían manterte no mercado”, explicó, y recordó que años atrás “incluso se decía que o mellor trigo é o de Aragón”. Ante el corte del suministro ucraniano, las compañías otean ya otros mercados en los que abastecerse de los cereales necesarios, y miran hacia el continente americano, donde Estados Unidos, Argentina o Brasil pueden contribuir con sus exportaciones. González asegura que el problema no es encontrar el producto, sino el precio que hay que pagar por él. “Agora as fábricas buscan o trigo onde sexa, pero a outro prezo, e quen o vai pagar ó final é o consumidor”, aseveró. Su visión sobre el estado del gremio es de preocupación, y asegura que puede ir a peor si no se pone remedio a una inflación que ya amenaza con los dobles dígitos en los próximos meses. La inflación del combustible amenaza al reparto en el rural El alza de las materias primas no es el único caballo de batalla que tienen que enfrentar los panaderos, quienes no son ajenos al precio del combustible, también incrementado en las últimas semanas, más allá de la bonificación de 20 céntimos por litro que adoptó el Gobierno. Esta situación afecta principalmente al reparto de pan por los pueblos, en los que además quedan vez menos habitantes, por lo que cada vez resulta menos rentable llevar el producto a la puerta de cada casa. “Teño falado con algún panadeiro que dí que non lle é rentable coller o coche e marchar a repartir por aí, porque fas 100 kilómetros e son pobos pequenos, que se quedaron baleiros, e tí ese recorrido telo que facer igual, coma se facía cando o pobo estaba cheo de xente”, aseguró Roberto González, presidente de los panaderos ourensanos. Considera que los efectos a tal incremento de los costes se puede notar, no solo en la subida de precio del pan, sino en el cierre de algún negocio. “Estás tirando porque non che queda máis remedio, non me extraña que coa xente que se vai retirando queden as súas panaderías baleiras”, valoró. Recuerda que también tienen que hacer frente a la factura de la luz, que desde hace meses está instalada en unos precios muy superiores a los habituales, lo que hace que el margen de los panaderos sea cada vez más exiguo. “Esto é un sinvivir, pero hai que seguir a ver ata onde aguantamos”, concluyó.