ACADEMIA GASTRONÓMICA OURENSANA

De primero, calabacines rellenos

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photo_camera A lo largo de estos 34 años de vida, por la Academia Gastronómica han pasado muchos reconocidos ourensanos amantes de la cocina.

La Academia Gastronómica Ourensana desde hace 34 años reúne un selecto grupo de amigos gastrónomos con la intención de disfrutar de la buena mesa y de dar continuidad a la sociedad. Aunque no es estrictamente la única, sí es la que con más rigor y presencia se mantiene.  

Era martes y tocaba. El lugar de la cita se llama Bon Vivant, buen presagio. Ellos, La Academia Gastronómica Ourensana, grupo de reconocidos ourensanos unidos por la amistad y su afición por el manjar y los fogones; así desde hace 34 años, 
Todos son hombres; alguno, a modo de excusa, apunta que la presencia femenina plantearía problemas en cuanto a las formas de hacer o las meramente estéticas, dice, dirigiendo la mirada hacia unas cortinas rotuladas, entre abundante tipografía, con la palabra Café. El resto del local, amplio y confortable, en una sola pieza y ambientes separados; “hay momentos, alguna cena de navidad, en las que sí se sientan las mujeres”, señalan. Los cocinillas siempre son ellos.


34 son muchos años. "tantos –apunta Carlos Mesa, entre risas- que tuvimos que modificar los estatutos para adecuarlos a los nuevos tiempos”; como no se podía discriminar a nadie por cuestión de sexo o religión, se reservaron para sí el derecho de admisión, hasta ahora. El grupo cuenta hoy con  23 integrantes, entre profesores, periodistas, médicos, empresarios, abogados, bancarios, políticos. Pero allí, han sido muchos más, “hubo gente que se fue, otros los marchamos”, es que la convivencia en una sociedad así, requiere trabajo, disciplina y cumplimiento. La sede actual está en el Parque San Lázaro, en un piso alquilado junto al edificio Sindical; antes estuvo en otro de la misma zona, y al principio, cuando surgieron como un grupo de reunión, en el extinto restaurante Biher. 

En la memoria
Era verano. Al día siguente se preparaba una cena en casa del entonces socio Luis Rivas, como invitado en aquella ocasión figuraba el ilustre médico ourensano Julio Iglesias Puga. Al médico le gustaban las sardinas asadas envueltas en pan de Cea, y Luis, como buen anfitrión ultimaba las compras. De vuelta, camino de la Derrasa, un Ford Fiesta lo pasó por encima, falleció al instante. Desgraciadamente, también se han ido otros, José Posada, Manolo Murias, Manuel Lodeiro, o Antonio Tabarés y otros, que sin ser estrictamente socios, tuvieron relación con la sociedad. Entonces, hay que decirlo, eran unos chavales con pretensiones, hoy parte del grupo está bien jubilado, aunque hay incorporaciones que dan savia nueva al colectivo.


IMG_4401_resultSe precisa buena sintonía y afición por la cocina, “Nosotros aquí¨ -señala Carlos Mesa- cocinamos todos, además, de  labor de investigación, profundizamos en una serie de temas, discutimos siempre cada plato”. Doy buena fe de todo. 
Mientras el grupo Picadillo, hoy José Manuel Tabarés Lezcano, Antonio Raluy, Guillermo Díaz, y Roberto Vila, se esmeran en tener todo dispuesto, los restantes hacen tiempo entre aperitivos y buen vino sobre una barra-mostrador con taburetes, el mejor de los recibidores.

Al fondo una gran mesa rectangular y ancha -candelabros incluidos- dispuesta con finura de detalles y vajilla de lujo, rotulada con el logo de la academia. Los martes es el día, para ellos un excusa perfecta, “Algo que que nos ayuda a sobrellevar con más brío la semana”, señala Moncho Blanco, quien, como muchos de los que han pasado por aquí, han tenido temporadas de ausencia, porque en la vida laboral y personal no siempre se puede. 

A la mesa
IMG_4444_resultEl grupo de cocina termina de emplatar y ya reclama la presencia de los comensales a la mesa. Son conscientes de la premura en este ejercicio. De primero, Calabacines Rellenos de carne, de presencia exquisita. Tabarés ha sido el autor. Cada equipo lo integran cinco, pero no siempre están todos. Mientras se degusta, el cocinero lo explica y realiza puntualizaciones; el resto asiente o discrepa. El segundo, muy cinematográfico, "Fundido al negro”, dice Raluy, un huevo en un mar de chocos en su tinta; el tercero, una meritoria Sopa de Melón, que se lleva el aplauso de la noche.

Más allá de la investigación y del aprendizaje surgido en la academia, más de uno reconoce sus justos conocimientos cuando llegaron, hoy son avezados cocineros, y no voy a dar nombres, que pudiera. En la era de internet, las recetas y técnicas se prodigan en la red; los watshapp, los correos, ayudan, también aquí. Atreverse con recetas antes, era otra cosa.

El profesor José  Ramón Rodríguez Nóvoa, muy atento con los detalles, muestra su tesoro, un voluminoso libro de recetas, uno de los tres que recogen las elaboradas cada martes. Todas las semanas se publican y se hacen llegar a los socios, algunas con gran lujo de presentación. Cada equipo se denomina de una manera diferente, Picadillo, Rianxo, Luis Rivas Villanueva y Horacio Caneiro, en homenaje al inolvidable periodista que cada semana se pasaba por la Academia para dar a conocer sus recetas en la Radio.  
Era martes y tocaba, la primera hace 25 años, la invitación, de Luis Rivas Villanueva; ésta, de Álvaro Bobillo; un privilegio. Seguro que dentro de otros 25, no va a ser posible.

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