Javier Blanco tiene vacas en Foncuberta (Maceda). Hace unos años, perdió uno de sus becerros por el ataque de un lobo, si bien los agentes que investigaron su caso determinaron en primera instancia que había sido un perro asilvestrado, algo a lo que se refieren habitualmente colectivos ecologistas. Eso le impedía acceder a las ayudas que la Xunta. "Tiven que ir ao xulgado, porque se había cans asilvestrados de alguén serían". Entonces "si que recoñeceron que eran lobos".
Ayudas más eficaces
El problema de las ayudas a los daños, con cuyos retrasos, obstáculos y escasez tienen que lidiar los ganaderos ourensanos, es uno de los puntos clave que han vuelto a surgir tras la aprobación inicial por parte del Gobierno, con el voto en contra de algunas comunidades -entre ellas, Galicia-, de la inclusión del lobo al nivel máximo de protección. Ecologistas, por un lado, y ganaderos y cazadores, por otro, tienen opiniones contrapuestas.
Blanco apoya que se proteja el lobo, pero cree que el debate debe orientarse a "esixir que paguen os danos. E teñen que ser áxiles, por iso é polo que temos que loita, o resto é un debate no que non vou entrar". Lo que tiene claro es que "cando empecen a ver que os danos incrementan e teñen que pagar máis, posiblemente rectificarán".
“Inapropiado"
Xosé Ramón González, de Unións Agrarias, tiene una explotación en Castromil (A Mezquita) y ve "inapropiado" que se utilice la protección al lobo para atacar "o punto máis débil", sin consultar a los interesados y tomando una decisión "en despachos". González apuesta por conservar el lobo de forma "axeitada" pero advierte de que las manadas han aumentado con los años y que ecologistas y gobernantes usan "cifras falsas" para justificar que están en peligro. "O lobo debe ser compatible coa gandeiría, que fixa poboación. Todo o mundo opina, pero pagamos os gandeiros". Por ello, incide en que "se pagan os becerros, poden facer o que queiran. Pero hoxe subiron o prezo do pienso, baixou o prezo da carne e apenas nos cubren o 30% dos danos".
Caza y problemas futuros
Desde la Asociación Agraria de Galicia, opinan que incrementar la protección del lobo es un "ataque" a la ganadería extensiva y al mundo rural, mientras que los cazadores ourensanos, críticos por la forma de tomar la decisión, ponen los pies en el suelo,y creen que esta decisión no afectará a la actividad cinegética. "La Xunta ya solo autorizaba batidas por daños, apenas una o dos al año en la comunidad, por lo que no creemos que vaya a afectar. Aquí no hay caza económica de lobo, como sí existe, por ejemplo, en Zamora", explica Antonio Mota, secretario de la Unión de Tecores de Galicia (Unitega), que sí ve un error en "cómo se ha tramitado, porque aumenta el conflicto entre dos partes enfrentadas". Fuentes del sector ganadero reconocen que en caso de que prohíban las batidas por daños, "podría haber gente que se tome la justicia por su mano y acaben usando veneno, algo muy preocupante".
Datos
En 2020, según la Consellería de Medio Ambiente, se registraron 1.303 avisos de daños por lobo, de los que 235 estaban en Ourense, casi el triple que en Pontevedra (95). Desde la consellería recuerdan que hay un Plan do Lobo desde hace más de una década con medidas preventivas y ayudas por daños. Al mismo tiempo, resaltan que se ha constatado un "incremento significativo" de daños por el lobo, un 126% más desde 2014, con un aumento de los animales afectados en un 59%. Desde UUAA calculan en 4.000 reses dañadas por año, un coste de 750.000 euros anuales.