Proyectos fallidos y dejadez limitan la potencialidad de As Burgas y el Miño

La ciudad de Ourense cumplió el pasado sábado dos años sin el complejo termal de A Chavasqueira, unas instalaciones que están lejos de convertirse de nuevo en una realidad pese a las sucesivas promesas que se escucharon en los días posteriores al suceso, cuando desde el Concello se hablaba de una clara voluntad de acelerar los plazos al máximo posible para recuperar este recurso turístico. Por desgracia, esa falta de agilidad que mantiene esa zona convertida en cenizas no es un caso único en las orillas del Miño, cuya potencialidad se ve claramente condicionada por los proyectos fallidos y la dejadez para revertir otras situaciones imprevisibles, algo que sufre también As Burgas y su entorno, donde pese a los múltiples intentos por desarrollar la zona pocas cosas terminan por fraguar. Río Miño Si en el margen derecho del río Miño fue el complejo de A Chavasqueira el que quedó reducido a cenizas dejando a la ciudad sin ese recurso, en la otra orilla pocas semanas después de aquel fuego ardía el inmueble destinado a uso hostelero de las Pozas de Maimón, explotado durante unos años y al que el Concello buscó un nuevo gestor sin éxito el pasado mandato. Construido con cargo al Plan E e inaugurado en 2011, se había dejado sumir en un evidente estado de abandono, renunciando a sacar partido a una instalación con capacidad para ofrecer un servicio ahora inexistente a visitantes y turistas. Estos se encuentran también junto al Miño con una mole de hormigón como el fallido centro de interpretación de parques naturales, en el que se han “enterrado” más de dos millones de euros para que ahora el Gobierno central esté planeando su derribo, casi una década después de que se paralizasen las obras. Del Ejecutivo también depende la liberación del espacio que ahora ocupa la N-120, que solo se transformará cuando entre en servicio la circunvalación norte. Tampoco se obtuvo el resultado deseado con el proyecto de la “bouvette” termal, una instalación junto al campo de A Feira destinada a potenciar las propiedades de las aguas mineromedicinales. Finalmente, ninguna de las intenciones se cumplió y la zona quedó condenada al abandono, sirviendo a día de hoy como refugio para un sintecho. Cerca de la “bouvette”, sigue en pie el inmueble que acogió el matadero municipal durante varios lustros. Tras vencer la concesión, hay cierto consenso en que el edificio debe ser derribado para potenciar esa zona junto al río con equipamientos termales, pero no hay ninguna realidad cercana. Corazón En pleno centro, As Burgas siguen sin ejercer esa función de corazón de la ciudad que le corresponde tanto por recursos termales como por su situación geográfica. Vecinos y visitantes se encuentran al llegar allí un solar descuidado víctima del desaguisado urbanístico y de iniciativas fallidas como el complejo hotelero que dañó las surgencias termales. A escasos metros, la antigua prisión provincial, transferida hace años al Concello, es un claro ejemplo de abandono y de peligro para la ciudadanía, dado que no es la primera vez que hay desprendimientos de piedras de la fachada. Concebida siempre para un equipamiento termal, el actual alcalde, Gonzalo Pérez Jácome, deslizó ideas como trasladar allí la sede de la UNED. Más humo para un recurso desperdiciado. Junto a la emblemática fuente de As Burgas, la piscina permanece cerrada desde hace meses, mientras que la idea de explotar comercialmente los apartamentos turísticos, el centro de interpretación y una cafetería mediante una concesión administrativa nunca ha pasado del papel pese a las intenciones de los diferentes concejales de Termalismo. Mientras, sí está en marcha el proyecto de rehabilitación de la Plaza de Abastos, aunque preocupa entre los comerciantes y la oposición que no haya nada sólido para el modelo comercial del mercado ni la reforma de todo el entorno. Otro ejemplo más de la improvisación y falta de diligencia política para explotar adecuadamente un potencial del que nadie duda.