El margen de error que tienen en cuenta los cinemómetros de la Guardia Civil es superior al de los dispositivos fijos

Los radares móviles multan a partir de los 130 por hora en las autovías

La nueva limitación de velocidad implantada en autovías y autopistas tiene una teoría y una práctica.
El Gobierno central puso el tope en los 110 kilómetros por hora pero, en la práctica, los automovilistas podrían rebasarla sin ser sancionados. La aplicación de los márgenes de error hace que los cinemómetros no se activen hasta sobrepasar los 125 kilómetros por hora en los fijos (seis están en la Autovía Rías Baixas) pero el límite impuesto a los radares móviles que utiliza la Guardia Civil de Tráfico es aún mayor, los 130 kilómetro por hora, según confirmaron a este diario fuentes oficiales. De forma que la medida implantada de forma provisional para ahorrar energía queda supeditada en gran medida a la voluntariedad del conductor.

La explicación en que unos radares sean más benevolentes que otros está en que los fijos están señalizados, con lo cual es más difícil 'capturar' al automovilista infractor. Los móviles, tal como su propia palabra indica, están emplazados en puntos escogidos aleatoriamente por los agentes de ahí que la posibilidad de que el infractor sea sancionado es mayor. La Dirección General de Tráfico permite, pues, elevar el margen de error para que los conductores que rebasen los límites puedan ser notificados 'in situ' sin que lo agentes de la Guardia Civil se vean desbordados.

Con los 120 kilómetros por hora como techo, los radares sancionaban a partir de los 135 y 140 kilómetros, según el tipo de radar.

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