La reforma de la Plaza de Abastos de Ourense: sin plazos, modelo ni subvención

Ocho años después de solicitar la subvención; tres años y seis meses después de que los placeros se instalasen de modo “provisional” en la Alameda, y 23 meses después de que se firmase el acta de replanteo y llegaran las máquinas al edificio de la Plaza de Abastos, nadie sabe cuándo acabará la obra (en teoría en dos meses), qué habrá en su interior al rematar, qué modelo comercial se seguirá, si habrá termas, un supermercado o plazas de aparcamiento, y, mucho menos, si alguien piensa en la reforma necesaria del rianxo. La única certidumbre es que el Concello ha perdido la subvención de 1,4 millones para financiar la reforma (que asciende a 4,8 millones). Todo lo que rodea al futuro de uno de los edificios más emblemáticos de la urbe sigue rodeado de dudas. La obra avanza acumulando retrasos y sin proyecto concreto al respecto de la reforma del entorno y del rianxo. La maquinaria de obra llegó en marzo de 2020, pero el contador se activó en enero de ese año, cuando se firmó el acta de replanteo por lo que ya se superan en 5 meses el límite de 18 para entregar el edificio. Ni hay una comisión de seguimiento, ni se ha invitado a los grupos políticos a ver las obras como han solicitado, y mucho menos a los placeros. A toda esta incertidumbre se suma la confirmación de la pérdida de la subvención estatal de 1,4 millones de euros por los continuos retrasos, propiciados por la nula gestión municipal a la hora de solicitar prórrogas. El Concello había pedido en 2014 la subvención del 1,5% cultural para cofinanciar las obras, y ocho años después siguen sin acabarse. “Solo sabemos cómo van las obras por lo que vemos desde el puente de As Burgas”, ironiza Emilio González, presidente de los placeros. El futuro modelo comercial está escondido. En abril de 2021, el Concello anunció que se había encargado al mismo estudio de arquitectura que diseñó la reforma del edificio histórico una segunda fase, por tres millones de euros, en la que se incluía una piscina termal, se descartaba un supermercado, y se contemplaba la reforma del entorno del edificio, también el rianxo. Decía entonces Jácome, hace ya más de ocho meses, que todo se licitaría “en próximos meses”. Un globo sonda más de un regidor secuestrado en sus propios plazos. Los antecedentes del alcalde no auguran un buen final. Jácome dijo que la Plaza de Abastos de A Ponte abriría en 90 días nada más llegar, y esta sigue carcomida acumulando serrín sin futuro a la vista. Cuando se entregue la reforma de la Plaza número 1, en teoría en dos meses, la sombra del vacío del mercado de A Ponte planeará de nuevo. ”Habrá que hacer un estudio, las divisiones, ver qué modelo se quiere aplicar… Pero no tenemos ni idea”, lamenta González. Nadie tiene ni idea.