Las residencias universitarias locales no se libraron del covid

Ourense. 02/11/2020. Residencia universitaria Florentino Cuevillas en la Plaza de las Mercedes.
Foto: Xesús Fariñas
Las medidas sanitarias especiales pusieron fin a las típicas novatadas al inicio del curso

Dos residencias universitarias operativas en Ourense no esquivaron los rebrotes de covid durante la segunda ola de la pandemia. Concretamente, en la privada As Burgas, ubicada en el campus de As Lagoas, hubo este curso seis positivos. La directiva ordenó a los 194 residentes hacerse una prueba PCR y, tras los resultados, los casos confirmados  y sus respectivos contactos directos guardaron la correspondiente cuarentena. Actualmente, ya no hay alumnos con covid en las instalaciones.

Más suerte tuvo la pública Florentino Cuevillas, en la que llevan  desde el inicio de curso libres de casos. El personal se hizo un cribado en el que dieron todos negativo y, la mayoría de los alumnos que la habitan, en total 55, se presentaron voluntarios para hacerse el test serológico que ofrece la Universidad.

Por su parte, la residencia Santa Marina decidió no acoger a ninguna alumna dada la crisis sanitaria.

Cambio y adaptación

Las dos residencias que están en funciones tuvieron que adaptarse a las medidas que establece el protocolo de la Consellería de Política Social. Mari Carmen Álvarez, directora de la Residencia Xuvenil Florentino Cuevillas, explica que los cambios fundamentales fueron "el uso del comedor, donde hubo que hacer distintos turnos para guardar las distancias, la mascarilla es obligatoria en todas las instalaciones, incluso en las habitaciones si hay más de una persona (pueden estar hasta un máximo de 5 a la vez) y la desinfección de manos a la entrada".

Sergio Álvarez, de 19 años, vive en Florentino Cuevillas y afirma que este curso la vida universitaria cambió radicalmente: "Es muy mala suerte vivir esta crisis durante esta etapa. Aquí en la residencia, los coordinadores hacían juegos de integración para los que llegaban nuevos, y ahora solo pueden relacionarse con sus compañeros de habitación. Ya no usamos espacios comunes como la sala de juegos, y obviamente se acabó la fiesta. Pero todo es comprensible". 

Para otros, como Francisco Solán de la privada As Burgas, el problema es más bien lectivo: "Si ya el primer año cuesta adaptarse a la universidad, el segundo año con la crisis del coronavirus es mucho más complicado porque todo cambia: la forma de estudiar, de asistir a clase, los horarios o la movilidad. Así es mucho más difícil llevar un  curso corriente".

Eunate Bañales vino desde Navarra para estudiar Ingeniería Aeroespacial y afirma que vivir en una residencia en tiempos de covid tiene ventajas frente a los pisos: "Aquí en la Florentino Cuevillas se nos considera convivientes, por lo que dispones de más variedad a la hora de salir a tomar algo o estar entre nosotros, en los pisos solo puedes estar con tus compañeros".

Los alumnos que viven en As Burgas, sin embargo, no se consideran convivientes y, según la residente Silvia Freire, "no podemos  ir juntos a cafeterías, ni estar en otras habitaciones. Además el uso de las salas de estudio o zonas comunes tiene que ser individual y desinfectar cada vez que llega un residente nuevo al mismo sitio".

Cribados en Galicia

En octubre, el Conselleiro de Sanidade, Julio Comesaña, anunció que se harían cribados en las residencias universitarias gallegas en prevención del covid-19. Por el momento, Santiago presentó la mayor incidencia de casos con 16 positivos en 13 de las residencias en las que se hicieron pruebas. 

 Por su parte las viguesas se hayan libres de casos, y por el momento, en Lugo y A Coruña tampoco se registraron positivos.

‘‘Se ha criminalizado a los jóvenes exageradamente"

Con el aumento de casos relacionado con el incio del curso universitario en algunas ciudades como Santiago, el comité clínico de expertos que asesora a la Xunta, llamó a la responsabilidad de los estudiantes. 

Los alumnos que viven en las residencias ourensanas creen con esto y durante la pandemia "se ha criminalizado exageradamente a los jóvenes, echándoles toda la culpa de los rebrotes", opina Sergio Álvarez de la Residencia Xuvenil Florentino Cuevillas. Añade que "solo es visible lo que hacen unos pocos: se ve que diez personas arman un botellón, pero parece invisible que la mayoría si que estamos cumpliendo. Muchos respetamos el uso de la mascarilla desde antes de que fuese obligatorio. Lo que hacen unos pocos no nos representa".

Martín Ares, de la misma residencia, dice que "es normal que tengamos ganas de salir, somos universitarios, pero también se ve mucha gente mayor sin mascarilla, o en bares incumpliendo las medidas, y no se critica de la misma manera.

Estefanía Dios, también residente en Florentino Cuevillas, cree que "en parte esta acusación debe ocurrir por miedo. La enfermedad es más grave en los adultos, y creo que muchas veces se nos acusa con recelo porque no somos los más vulnerables".

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