El riesgo de paro se asoma a la distribución de vehículos

La incertidumbre en el sector del automóvil puede tener consecuencias graves en el empleo. Ayer mismo el presidente de la patronal de concesionarios oficiales de la marcas automovilísticas Faconauto, Gerardo Pérez, advirtió que, con las matriculaciones actuales que registra el mercado automovilístico español, se acabará, por tercer año consecutivo, en unas 870.000 unidades, lo que podría provocar la destrucción de entre 5.000 y 7.000 puestos de trabajo. Esas palabras no han causado sorpresa en Ourense, una provincia en la que hay una veintena de marcas representadas y los concesionarios emplean en torno a un millar de personas. Jaime Cougil, gerente de Tomóvil, concesionario Ford, tiene claro que el gremio convive con dos grandes amenazas: la falta de microchips en la industria y los problemas de definición del mercado de híbridos y eléctricos. Tiene claro que “el cliente necesita coche para moverse y no todos tienen 40.000 o 50.000 euros para compar un eléctrico”. Indica que “el que disponía de 15.000 euros para un coche ahora necesita unos 22.000”. Aprecia además que el mercado de segunda mano se está tensionando mucho y los precios suben por la fata de coches nuevos. “El cliente sigue ganando lo mismo que hace un par de años”, resume Cougil. Según el presidente de Faconauto, Gerardo Pérez, si las ventas de turismos no mejoran los empresarios del sector deberán ajustar sus plantillas a un mercado “anómalo” por debajo del que es el “natural”, de entre un millón y 1,2 millones de unidades, lo que conllevaría esos despidos de entre 5.000 y 7.000 personas que equivaldrían al cierre de dos plantas de fábricas de vehículos en España. El año arrancó en la provincia en negativo. Se matricularon 156 coches, un 23,1% menos que el mismo mes del año anterior y los presagios no son optimistas para los próximos meses. Amando Iglesias, gerente de Cibrauto, indica que los concesionarios disponen de pocos automóviles para la venta. En su caso, que representa Kia, Mazda y Grupo Fiat, la reducción de stock este año es de un 25% en relación a un año normal. Aprecia un contrasentido “en los objetivos que ponen las marcas para vender eléctricos cuando en realidad apenas hay infraestructuras de carga y éstas llevan su tiempo”. UN CAMBIO Señala Iglesias que el sector debe dar un cambio “o habrá concesionarios que lo pasarán mal y el empleo se va a resentir también”. César Fernández, gerente de Autogal, concesionario BMW, señala que “hay un grave problema de stocks en los concesionarios, apenas tenemos coches y los pedidos que hacemos suelen ser personalizados a cada cliente”. Por lo tanto, la crisis de los chips, que retrasa la fabricación y la distribución está afectando a la cadena de distribución. Pero también lamenta “la subida del impuesto de matriculación”. A eso añade la limitación de los descuentos comerciales y que los coches, por lo general, “se han encarecido”. Y es que, como dice Cougil, todo ha subido, “menos los sueldos del comprador que viene al concesionario”. Amando Iglesias también lamenta que “después de estar intentando recuperar el mercado, estas circunstancias no son propicias”. Desde el punto de vista optimista Antonio Illanes, gerente de Copersa, concesionario Seat y Cupra, apela “a salir cuanto antes de esta espiral negativa: covid, escasez de microchips e inflación acusada”. Pese a todos estos condicionantes, cree que “los concesionarios son empresas fuertes que apuestan por mantener el empleo”. Todos coinciden en la reflexión y en el mensaje, pero difícilmente ese pronóstico se puede mantener con un mercado tan incierto como el actual LA FACTURACIÓN HA CAÍDO UN 8% EN UN AÑO Según datos de Faconauto, la facturación de los concesionarios españoles ha bajado el 8% en tasa interanual, hasta 33.003 millones de euros, una cifra que está un 23% por debajo de la de 2019. La rentabilidad media sobre la facturación ha sido del 1 %, cuando debería estar entre el 2 y 3%, que es la “razonable”, según el presidente, Gerardo Pérez, para crear empleo. Propone implementar una reforma fiscal que vaya ligada al uso del automóvil y garantizar seguridad jurídica para las inversiones que les exigen los fabricantes, ha enunciado. Al respecto ha puesto el ejemplo de Stellantis, que todavía no ha comunicado a los concesionarios a los que ha retirado su contrato (expira oficialmente en año y medio) cómo lo va a hacer, ni tampoco a los que mantiene en qué situación se van a quedar. Sobre esta problemática ha advertido de que desde Faconuato van a adoptar “decisiones que nunca se han tomado en nuestro país”, que ha eludido avanzar, aunque serán “sin complejos” y “todas las que están a nuestro alcance” para salvaguardar los 35.000 empleos afectados por la decisión de Stellantis de reestructurar su red comercial.