La presidenta de Alcer apela a la solidaridad en el Día del Riñón

Rosa Iglesias: 'He recuperado el placer de beber agua'

Rosa Iglesias.
La presidenta de la Asociación para la Lucha contra las Enfermedades del Riñón (Alcer) en Ourense, Rosa Iglesias de Dios, apela a la solidaridad en el Día del Riñón.
Desde hace tres años, Rosa Iglesias de Dios preside la Asociación para la Lucha contra las Enfermedades del Riñón (Alcer) en Ourense. Hoy se celebra el Día Mundial del Riñón, una de las fechas claves de este organismo para concienciar sobre la necesidad de prevenir este tipo de dolencias, así como para fomentar la solidaridad que supone la donación de órganos y tejidos.

¿Se puede decir que la sociedad ourensana está concienciada con las donaciones de órganos?

Cada vez lo está más, aunque también es cierto que queda mucho por hacer, sobre todo entre la gente mayor, que es la más reacia. Los jóvenes, por lo general, son los que muestran una mayor receptividad. Un compañero de la asociación me comentaba que cuando se fundó Alcer, hace 26 años, la gente escapaba de las campañas informativas por total desconocimiento. Se pensaban que les queríamos obligar a dar sus órganos (bromea). Afortunadamente, las cosas han cambiado.

¿Cuál es el objetivo prioritario de Alcer?

Concienciar, precisamente, sobre la necesidad de donar los órganos. La gente debe saber que existen muchísimas personas atadas diariamente a una máquina de diálisis y eso es algo muy duro.

¿Existen datos de cuántas personas sufren esta situación en la provincia?

En el caso de la diálisis peritoneal, que se realiza cada día en el domicilio del paciente, hay 60 casos. En lo que respecta a la hemodiálisis, que se hace cada dos o tres días en el Complexo Hospitalario, están contabilizados 150 pacientes.

¿Cómo se encuentra la situa ción de los transplantes?

En España, todas las personas somos donantes por ley, pero es la familia la que tiene la última palabra. Es decir, si una persona tiene la tarjeta de donante, pero sus familiares se niegan, no se podrían donar sus órganos, aunque también se podría dar el caso contrario. A mí me parece bien este tipo de legislación, pues hay que tener en cuenta que el momento de la muerte de un ser querido es algo sumamente delicado y la decisión de los familiares debe ser respetada.

En el caso de los transplantes de riñón, cabe la posibilidad de recibir órganos de donantes vivos. ¿Es una ventaja?

Sin ir más lejos, yo estoy transplantada de un donante vivo desde hace dos años. Se puede decir que yo fui un ‘conejillo de indias’, pues en mi caso tenía un 87% de anticuerpos, cifra muy alta que no se pudo bajar con plasmaféresis, y con el inconveniente de que desarrollé también el llamado ‘anticuerpo lúpico’, que significa que en algún momento de mi vida puedo llegar a desarrollar lupus (enfermedad autoinmune contra los órganos del propio organismo). Yo quise ser transplantada y resultó un éxito, con lo que a raíz de mi caso se produjeron más transplantes similares en el Hospital Juan Canalejo de a Coruña.

¿En qué sentido le cambió la vida aquella operación?

En todo. Yo era totalmente dependiente de una máquina y ahora soy independiente, solamente tengo que tomar inmunodepresores de por vida para evitar el rechazo del órgano. Y he vuelto a recuperar el placer de beber agua, lo que para mí era uno de los aspectos peores de la enfermedad, ya que no puedes ingerir líquidos cuando tus riñones no funcionan.

¿Algún consejo para los enfermos de riñón?

Que se involucren en nuestra asociación, pues estamos para ayudarles y para tratar de solucionar sus problemas. Yo tengo 36 años y hasta he podido volver a la Universidad, me ha cambiado la vida.

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