Rubén García, aquejado de una enfermedad degenerativa incurable, aún confía en la investigación

Rubén García: ’Só quero morrer dignamente’

Rubén García, en un local de Ribadavia.
Rubén García, director de la Mostra de Teatro de Ribadavia, lucha desde hace un año contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad incurable que le resta movilidad pero no las ganas de luchar ’por unha morte digna’. Con su testimonio quiere demostrar ’que os enfermos non debemos claudicar, senón loitar cada día’.
'Cando un médico diagnostica ELA (esclerosis lateral amiotrófica) a un enfermo, estalle comunicando unha sentencia de morte nun prazo breve’. Así relata Rubén García, director de la Mostra Internacional de Teatro de Ribadavia, la situación que vive desde hace un año. Privado de voz por culpa de la enfermedad, no por ello de palabra (utiliza un bloc de notas), expresa con abrumadora naturalidad cómo es su vida desde que la comparte con la dolencia, ’un proceso sen esperanza e moi cruel’.

Sin embargo, todo en Rubén García es optimismo. Sabedor de que no existe cura conocida, se declara abierto a cualquier ensayo clínico, fármaco nuevo o terapia genética, y no deja de criticar ’á Iglesia e ao PP pola súa hipocresía, porque eu reivindico o meu dereito a morrer dignamente e a miña esperanza está na investigación con células nai e nos coidados paliativos’.

Aún así, subraya su agradecimiento a los médicos, tanto en Ribadavia como en el área de Neurología del Complexo Hospitalario de Ourense, ’onde me demostraron que a sanidade pública funciona’. Mientras Rubén García lucha contra la enfermedad con el tratamiento farmacológico, rehabilitación y técnicas naturistas, intenta, a sus 57 años, llevar la vida con humor, con mucho humor: ’Cada día é unha victoria, por eso quero animar aos enfermos de ELA ou doutras enfermidades similares que non claudiquen e que loiten, porque eu o seguirei facendo, xa que llo debo á miña familia e ao meu neto (Aldo, de poco más de un año), a quen lle teño que dar moitos colos’.

De hecho, la Mostra, su legado cultural en la provincia, -y por el que recibió el jueves el premio de honra Marisa Soto, dentro de los ’María Casares’ de Teatro, en A Coruña-, contará mientras la enfermedad se lo permita con su colaboración desinteresada en la programación, una vez que la gestión haya sido asumida por la empresa de servicios teatrales ’EME2’.

Miedo

La muerte, un tema tan tabú en nuestra sociedad, no lo es para él, ’nunca lle tiven medo e menos agora’ (de hecho, Rubén García superó un cáncer poco antes del diagnóstico de la ELA); y habla sin tapujos acerca de su funeral, que ya tiene organizado: ’Vai ser unha festa entre amigos, é o último que podo organizar na miña vida e así o quero e deixei por escrito’. No obstante, mientras no llega ese momento, aprovecha cada día al máximo mediante la lectura, la escritura, los paseos y los amigos: ’Non quero deixar que a mente me atormente, así que hai que darlle marcha ao corpo’, comenta entre risas junto a su mujer, Rosa, fiel compañera, que reconoce que ’el me axuda moitísimo. Se non o vira con tan bo ánimo, as cousas serían diferentes’.

Y pese a que la enfermedad le impide tragar con fluidez (se alimenta por una sonda gástrica) o hablar, no renuncia a los pequeños placeres de la vida, como son las natillas de chocolate y el tradicional aperitivo: ’Son adicto ao vermú, e non vaias pensar, pero acabarei poñendo de moda o feito de tomalo con cucharilla’, subraya entre risas.


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