Las terrazas de la ciudad vivieron ayer una nueva jornada llena de vida, gracias a la afluencia de unos clientes que apuran los últimos días festivos de esta Semana Santa.
Rubén Gil, propietario del céntrico establecimiento hostelero Tamarindo, ubicado en plena Plaza Mayor, destaca el buen funcionamiento que están teniendo los vermús. Eso sí, la suma de distintos factores, como el buen tiempo, la sucesión de días festivos y la escasa afluencia de turistas, desembocan en una ciudad más vacía de lo habitual, y eso se nota en las mesas de los locales. De todos modos, incide Gil, "la gente ha adelantado el horario en lo que respecta a tomar copas, y de 16,00 a 20,00 funcionan muy bien". Eso sí, en el debe: "No existen las cenas". Desde el sector se espera que la situación epidemiológica se mantenga estable para poder retrasar aún más la hora de cierre.
Gil, quien reconoce que establecimientos menos céntricos pueden estar pasándolo peor con la situación actual, advierte un cambio significativo en su público, que ha rejuvenecido. Así, quienes acuden a las terrazas del Tamarindo y otros locales de los alrededores cuentan con una media de edad menor que en los años anteriores a la pandemia.
