Turismo en Ourense

El sector turístico celebra el bum: “La gente quería salir ya de casa”

Los turistas mostraron su fidelidad al entorno de As Burgas, aún con las piscinas cerradas (MIGUEL ÁNGEL).
photo_camera Los turistas mostraron su fidelidad al entorno de As Burgas, aún con las piscinas cerradas (MIGUEL ÁNGEL).
Los guías turísticos pasaron de estar en el dique seco en junio a no dar abasto el mes pasado

El sector turístico de toda la provincia registra un gran bum, atenuado tan solo por la parálisis de las termas de la ciudad, cuyo abandono afecta también a los barrios del entorno, a la luz de las reclamaciones de colectivos como Amigos das Termas o la asociación vecinal de A Chavasqueira. Los escasos establecimientos del lugar, como la cafetería Petiskoss, advierten de la posibilidad de un cierre inminente, ante unas pozas que no abrirán de nuevo, al menos, hasta 2022. 

A pesar de la desatención a esta “joya de la corona” turística, incluso los establecimientos de la ciudad respiran con alivio. Desde el Hotel NH recuerdan que agosto fue “muy bien, con ocupaciones de más del 90%. La gente tenía ganas de salir ya de casa”. Y en septiembre continúa la tendencia positiva, aunque con un nuevo perfil de turista, más relacionado con la actividad empresarial. 

Desde el Hotel Altiana de O Couto aseguran haber rozado el 99% de ocupación, a pesar de que los turistas sigan siendo casi exclusivamente de origen nacional. 

Y, en cuanto al colectivo de guías turísticos, que al inicio del verano se encontraba en el dique seco, consiguió darle la vuelta a la situación, y muchos de ellos ya no dan abasto para acoger la demanda. “El mes de agosto fue una explosión de turismo, no nos lo habríamos imaginado a finales de junio. Tuve incluso que renunciar a visitas”, reconoce la guía turística Rosa Dorado. 

Ahora, aunque los días sean ya algo más tranquilos, “viene una nueva oleada gracias a la reactivación de las agencias de viajes”, celebra. De todos modos, matiza que “esto no nos salva de nada, porque por mucho que trabajes un par de meses no compensas un año de parón. Seguimos preocupados”.

La alegría se extiende también a los Balnearios Caldaria de Laias y Arnoia. Alberto Canal, su director de comunicación, valora que, a pesar de no contar aún con más programas sociales que el de la Xunta, de plazas reducidas, lograron una ocupación media, entre ambos centros, del 60%. En cuanto a los esperados programas de termalismo social del Imserso y la Diputación, Canal aguarda el reinicio de ambos para octubre.

El turismo rural, en alza

La Federación Galega de Turismo Rural emitió este mes un comunicado para valorar que en este tipo de alojamientos se superó, de media, el 85% de ocupación, con aumentos singulares de afluencia en Celanova, Baixa Limia y Ribeira Sacra, pero extensibles a toda la provincia.

En Pena Trevinca, la casa rural Eco dos Teixos (Carballeda de Valdeorras), disfrutó de un agosto de ocupación casi plena, en el que recibieron incluso a un campamento de niños del pueblo de Casaio y a 30 estudiantes de Erasmus procedentes de España, Armenia, Georgia, Italia y Estonia. Y realizaron rutas de senderismo por el Camiño do Inverno, visitaron las pinturas rupestres neolíticas de Pala de Cabras, aprendieron a hacer fuegos controlados y practicaron tiro con arco.

En el Hotel O Portelo de Allariz, agosto fue también un buen mes. “Estuvimos casi llenos, mejor que antes de la pandemia incluso”, comparan. 

Por último, en Couso Rural (Sarreaus, A Limia), aldea restaurada para dar servicio hotelero, concuerdan también en que el mes “fue mucho mejor que el año pasado, que había sido desastroso”.

Los establecimientos nuevos, también favorecidos por el cambio de tendencia

El buen momento del turismo también incluye a las iniciativas de reciente creación. Desde la Finca Tentaciones de Amoeiro, su promotor, Héctor Caramés, explica que pudieron celebrar una boda, dos bautizos y varias despedidas de soltero durante el mes de agosto. “A pesar de que aún no se conocía la finca, funcionó tan bien que seguí con las obras y monté una carpa transparente con tarima, a modo de discoteca, con un Seat 600 dentro”, explica.

La casa rural Gandarela, situada en Cenlle, se inauguró este mismo año. Es un proyecto ideado antes de la pandemia al que el covid pilló de imprevisto. “Tuvimos que abrir aún con cierres perimetrales, no nos quedaba otra”, reconocen. Los llenos logrados durante todo agosto supusieron un gran alivio.

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