CRÓNICA

Gobierno en Ourense: no seguimos ni por los niños

photo_camera Foto de la toma de posesión de Jácome, el 15 de junio del año pasado. Desde entonces, como en la imagen, su cargo se ha ido difuminando. (FOTO: Xesús Fariñas)
El PP está dispuesto a revisar los términos de su contrato político matrimonial con Jácome y lo que queda de Democracia Ourensana. El momento es crucial y la oportunidad única. Aquí no se llegó por casualidad.

En noviembre del 2007 la Agencia Efe, citando fuentes de La Zarzuela, anunciaba que la hija mayor del Rey, Elena de Borbón, y su marido, Jaime de Marichalar, anunciaron "el cese temporal de su convivencia". El PP, ayer —por boca del exalcalde y concejal raso Jesús Vázquez— anunció "el cese temporal" del maridaje político con Gonzalo Pérez Jácome. Elena y Jaime se soportaron doce años y dejaron dos hijos, Felipe Froilán de Todos los Santos y Victoria Federica. PP y Jácome se abren un año después de las nupcias municipales. Dejan 106.000 "hijos" al pairo. En ambos casos, un divorcio en toda regla.

Los populares hicieron ayer una puesta en escena propia del dolor de los pecados, previa a cumplir la penitencia. Trabajan ahora en el propósito de enmienda, pero todas las cartas de la baraja de la corporación están marcadas y las fórmulas para salir de esta son complicadas. 

Democracia Ourensana está siendo la orquesta del Titanic y el director Jácome toca en cubierta mientras el iceberg entra cada vez más en las entrañas de la nave. Para hoy ha convocado a los medios de comunicación, cualquier cosa puede decir,  pero no es seguro que cualquier cosa le valga ya. Un año después del gobierno municipal, una parte de la corporación se hace la escandalizada al ver como la ilusión les ha convertido en ilusos.

Jácome no ha sido un asteroide, su crédito es el que le han dado cerca de 12.000 ourensanos en las urnas el año pasado. Se limitó a regar el campo que abonó el desencanto social sobre los partidos clásicos, se vino arriba y ofreció una retahíla de soluciones populistas que acabaron por ser quiméricas. Una televisión en bucle señalando a presuntos delincuentes le aupó al lugar que ocupa apoyándose —el sarcasmo es muy habitual en política— en los que señalaba como enemigos.

Jácome fundó Democracia Ourensana en el 2001 y dos años después fue como un partido naíf a las municipales recibiendo el espaldarazo de 284 ourensanos. La mancha de aceite creció: 1.757 votos en el 2007; 4.529 en el 2011 (dos concejales); 13.679 en el 2015 (ocho concejales) y unos 12.000 sufragios en el 2019 para siete concejales y un bastón de alcalde.

LOS PLENOS, ESA BARRA
Sus intervenciones en el salón de plenos no tuvieron desde que llegó la profundidad del programa político porque ni lo tenía ni sus huestes se lo pedían. Interpretó su papel en el salón noble en cuyas paredes rebotó en más de una ocasión la descalificación hacia el resto de partidos que formaban parte de la corporación. Solo él custodiaba el grial de la eterna juventud ourensana.

Los partidos llamados clásicos fueron incapaces de hacerle un dique institucional y entraron a su cenagal en cada pleno, tras cada comparecencia pública, haciendo seguidismo, yendo tras él, siguiendo su agenda pública. En la ciudad, al tiempo que sufría los síntomas de la degradación se saciaban las ansias de sangre desde la grada. Los pulgares se ponían hacia abajo esperando el último dictamen del César Jácome, si muerte o salvación.

Imposible testar la opinión de esta nueva pandemia política que ataca a la ciudad. En medios políticos no se descarta ya cualquier opción para que el gobierno local tenga un timonel y remeros. La incapacidad de fortalecer a la corporación en su conjunto es el alimento de una institución que se fagocita.

Como espectáculo pagado con dinero público ya está poniendo en escena guiones repetidos. El equipo que rodea a Jácome cuesta a los ourensanos 1,3 millones de euros al año. Otras ciudades, otras instituciones también ventilan sus diferencias políticas, airean supuestos apaños y trapicheos, retuercen hasta el dolor sus argumentos, pero son sociedades que se pueden mirar en sus espejos institucionales. En Ourense, el matrimonio de conveniencia del último año está en grave crisis. Dice el PP que con Jácome no sigue ni por los niños, ni por los puestiños.

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