EMPLEO

“Seguiré trabajando en la tienda hasta que Dios me dé salud"

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María Teresa no se cansa de abrir las puertas de su tienda, Manuel De La Torre no se plantea jubilarse y Javier Casares es expediatra.

María Teresa Domínguez Ordax lleva desde los 17 años, cuando quedó huérfana de padre, detrás del mostrador de su tienda de productos religiosos y souvenirs, Alemana, situada en la Plaza de Santa Eufemia. Tiene más que ganada la jubilación pero no se cansa de abrir las puertas de su establecimiento. “Seguiré trabajando hasta que Dios me de salud porque como dice el refrán, del cielo para abajo cada uno vive de su trabajo”, indicó Ordax, que prefiere no desvelar su edad. “Sigo aquí porque me gusta. Qué hago viendo la televisión si solo echan basura”, se pregunta. Cuando falleció su progenitor, acudía por las noches a clases de contabilidad y, con mucho esfuerzo, tiró para adelante con el negocio pero María Teresa Domínguez Ordax tiene también una faceta altruista. “Hace unos diez años hice la capilla de As Airas, en Toén, con limosnas de mis amistades”, añadió.

El peluquero Manuel De La Torre González cumplió en febrero los 65 años pero no se planteó jubilarse. “Arreglei a activa, que é como así lle chaman, na Seguridad Social e alterno o traballo con media pensión que me dan", indica. “Seguirei traballando mentras a saúde me acompañe e os clientes me respeten”, añadió. Dice que lo hace con "máis ilusión se cadra que cando empecei". La suya es la peluquería más antigua de la ciudad. "Ten sobre uns noventa e pico de anos", matizó de la Torre. "Pola miña conta levo 43 anos. Collinlla aos antigos donos, que foron os meus antigos xefes. Empecei con 14 anos aquí de pinche e despois fun a mili durante tres anos. Daquela chamábase Peluquería Delfín", destacó. En el año 1974 se puso él al frente bajo el nombre Peluquería De La Torre.

Entrevista a Javier Casares nuevo presidente del liceo1-3-14El expediatra Javier Casares tiene 70 años y se jubiló hace tres pero no de forma voluntaria. "Tiven unha prórroga para poder seguir traballando ata os 70. Tíñaa concedida pero de pronto cambiu a lei e solo puiden seguir por encima dos 65 un ano e pico máis", indicó. "Coa nova normativa tiven que deixar de traballar. Isto pasoume a min e a moitos ", añadió.Trabajó durante toda su vida en el Complexo Hospitalario Universitario de Ourense, entrando a formar parte de la institución en 1976. "Os primeiros momentos foron difíciles porque a min gustábame a profesión. Estaba de responsable  do servicio de neonatología e costoume deixar a profesión", destacó Casares. Se adaptó a su nueva situación y sigue activo, ligado a la vida cultural, como presidente del Liceo y de la Fundación Carlos Casares.

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