Crónica

La semana cada vez menos santa

Ourense. 01/04/2021. Ambiente de turistas en el primer día festivo de Semana Santa en Ourense.
Foto: Xesús Fariñas
photo_camera Dos turistas visitan la Catedral por -dicen- "su valor cultural y escultórico, no tanto religioso". (Foto: Xesús Fariñas)
Buena parte de las nuevas generaciones de ourensanos entiende los días de fiesta en torno a la Pascua como unas vacaciones de primavera, mientras la diócesis se esfuerza por hacerles llegar el mensaje evangélico.

Mientras el obispo alzaba el cáliz en la Catedral durante la Misa de Pascua, en los alrededores del templo decenas de jóvenes alzaban las cañas para brindar al sol dominical. Para los católicos, concluía ayer el Triduo Pascual, la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Dios encarnado, y el momento central del año litúrgico. Para los disfrutones del vermú, concluían las vacaciones: una semana que -para muchos ourensanos- de santa ya tiene solo el nombre.

La desafección religiosa no es un fenómeno nuevo, y se repite año tras año en cuanto llegan estas fechas. "Me eduqué en un colegio religioso, pero a medida que fue pasando el tiempo me fui desvinculando: ahora no me considero creyente", apunta Francisco Javier Rodríguez, apurando su bebida en la Plaza Mayor. "Veo la Semana Santa como un periodo de vacaciones", destaca el joven.

Según el último barómetro del CIS, el 60% de los españoles se define como católico, pero -de estos- dos de cada tres no asisten a misa u otras ceremonias. La estadística se agudiza en las generaciones más jóvenes: solo el 7,7% de quienes tienen entre 18 y 24 años se declara católico practicante.

La desconexión con las ceremonias religiosas de estos días encuentra eco incluso entre quienes dicen tener fe. Aldara Oddós asegura que ella cree en Dios, pero que -de nuevo, con el paso del tiempo- fue perdiendo el hábito de celebrar la Semana Santa. "No tengo claro qué celebramos hoy, y diría que mis padres tampoco lo sabrían", dice esta ex alumna de una escuela religiosa de la ciudad, ante los asentimientos de sus amigas.

Desde la diócesis

Ampliando el foco, la situación se ve diferente. Según el anuario pontificio de 2021, publicado hace unos días por la Oficina Central de Estadísticas de la Iglesia, Europa es la única región en la que disminuye el número de católicos registrados. El último dato del Vaticano cifra en 1.345 millones los bautizados, el 17,7% de la población mundial. "Nos ayuda mucho ver la realidad de países en los que ser joven y católico va unido", apunta el sacerdote José Manuel Salgado, delegado del Seminario en la diócesis de Ourense.

Salgado apunta que el obispado es consciente de la brecha con la indiferencia de buena parte de la población joven, pero no se desanima. "Frente a los prejuicios, hemos de innovar, acercar el mensaje del Evangelio con alegría y sencillez", reflexiona el sacerdote. David Muñoz, delegado de juventud de la diócesis, añade que hay que "llegar a los jóvenes en sus ambientes". "Claro, si  mañana abro las puertas de la Catedral y toco las campanas, no van a venir; hemos de salir nosotros, a las escuelas y las canchas", apunta. 

Con todo, ni Muñoz ni Delgado se muestran especialmente preocupados. El sacerdote destaca que en momentos difíciles la fe se fortalece, y el laico sonríe: "Compartimos el amor de Jesús, que encima es gratis… ¡es que tenemos el mejor producto!", exclama. 

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