Considera urgente modernizar las instalaciones y la atención en la parte del centro psiquiátrico en uso

El Sergas ordena destruir la documentación abandonada en Toén y tapiar los inmuebles

  El complejo del Psiquiátrico de Toén ocupa más de dos hectáreas de terreno en los montes de este concello. En su planificación original, se incluían edificios que nunca llegaron a concluirse y que permanecen desde hace años abandonados.  (Foto: Xesús Fa
Los inmuebles en desuso que forman parte del complejo del Hospital Psiquiátrico de Toén no serán recuperados, aunque sí serán definitivamente tapiados aquellos accesos que permitieron descubrir expedientes abandonados información sobre pacientes. Antes, se procederá a la destrucción de la misma, confirmó la gerente del CHOU.
Los edificios actualmente en desuso del Hospital Psiquiátrico de Toén no son recuperables, confirmó la gerente del CHOU, Eloína Núñez, quien resalta el gasto extraordinario que supondría ‘adaptarlos a las necesidades de una psiquiatría moderna’. Aquella parte del centro con vida útil, en cambio, ‘no puede esperar más por su renovación’, y es propósito del Sergas diseñar un plan funcional que calibre ‘las necesidades de Toén para garantizar una buena hospitalización psiquiátrica’, indica Eloína Núñez. Mientras este proyecto no se echa a andar, desde la gerencia del CHOU cursaron ya indicaciones para ‘destruir’ la documentación con información confidencial sobre pacientes que sobrevivía abandonada en el suelo desde que se cerró el antiguo edificio administrativo. Asimismo, se limpiará el sótano de escombros y ‘se tapiarán los accesos’ al inmueble.

La historia del Hospital Psiquiátrico de Toén es la crónica de un gran proyecto frustrado. Fundado en 1959 y dirigido por Manuel Cabaleiro Goás, se emplazó en los montes de Toén buscando en la sinergia del paraje una parte más de la terapia. Se levantaron pabellones de hospitalización, viviendas privadas, lavaderos, dependencias administrativas, a los que con el tiempo fueron añadiéndose nuevos inmuebles. En tiempos aún de Goás, se comenzó la construcción de un edificio que iba a albergar sala de fiestas, salón de actos e iglesia. Todo se pensaba y se construía a gran escala.

A mediados de los años 70, el Hospital, que había querido erigirse en la referencia del tratamiento psiquiátrico en el noroeste español, emprendió su declive. Su expansión a lo largo de dos hectáreas de terreno cre ció muy por encima de lo que nunca llegaría a ser su ocupación. ‘Eso llevó a un paulatino abandono de algunos edificios’, señala Miguel Santalices, director del Hospital entre 1985 y 1990. ‘Cuando yo tomé posesión, el antiguo edificio administrativo ya estaba en desuso’, y durante su gestión procedió ‘a tapiar uno de los pabellones de hospitalización, que desde hacía algunos años estaba vacío’. Entonces, todavía funcionaba la lavandería. Inconcluso el edificio que Cabaleiro Goás había proyectado como sala de fiestas, bajo la dirección de Santalices se recicló ‘en cafetería, biblioteca y taller de terapia ocupacional’, al tiempo que ‘se habilitaba la iglesia’.

Dignificar la psiquiatría

Con la entrada de la década de los 80, el Hospital permanecía todavía bajo la gestión del Patronato Nacional de Asistencia Psiquiátrica (PANAP). Cuando Santalices es nombrado director por el Gobierno autonómico presidido por Gerardo González Albor, el Hospital está ya bajo la responsabilidad de la Xunta, a la que en 1990 le son transferidas, definitivamente, las competencias en materia sanitaria desde el Insalud. Según Santalices ‘no puede seguir como está: hay que dignificar la psiquiatría ourensana’.

Un gran proyecto en la cabeza de un hombre

El Hospital Psiquiátrico de Toén alcanzó su momento de plenitud bajo la dirección de su fundador, Manuel Cabaleiro Goás, que planeó la construcción de un centro que se convirtiese en un referente nacional. Nunca llegó a serlo. Lejos de eso, con la muerte de Cabaleiro el Hospital entró en declive. En sus edificios en desuso comenzó a crecer la maleza.

La llegada del bipartito al gobierno gallego sirvió sólo para anunciar una buena intención, al sugerirse la construcción de un edificio anexo al Hospital Piñor que diese cabida a los pacientes de Toén. El proyecto se diluyó, y el bipartito se desarmó. Eloína Núñez asegura que de las intenciones del bipartito no quedó constancia ni por escrito. La gerente del CHOU denuncia que el anteproyecto del plan funcional contratado por el anterior gobierno, para su sorpresa, cuando tuvo acceso a él, ‘no contemplaba ninguna planificación, en la guía de crecimiento y modernización del conjunto de centros que forman parte del CHOU, para Toén’.



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