EN CLAVE

Siente a un vagabundo en su parque

La sociedad ve a los indigentes y vagabundos como un lamparón en un traje. Además, beben. Quedan mucho más lucidos los aseaditos muchachos que se van de botellón.

Lunes, 19 - Los tópicos a ambos lados de la raia

Desde la falsa lucidez que da la prepotencia hemos construido imágenes llenas de tópicos sobre sociedades vecinas o afectuosamente próximas. Claro que los argentinos hablan hasta que se enfrían los infiernos, ellos solos son capaces de dar salida a los titulados en psicoanálisis de medio mundo y cosas por el estilo hemos pensado. O proclamado con solemnidad. De los portugueses tenemos tópicos enciclopédicos, empezando por creer que todos (¿todas?) tienen bigote, no papean nada más que bacalao, viven de vender toallas y la tristeza que trasciende del fado la curan con viño verde. Dijo una de sus eminencias literarias, Fernando Pessoa, que "o povo portugués é, essencialmente, cosmopolita. Nunca um verdadeiro portugués foi portugués: foi sempre tudo". Una reflexión con una gran carga de orgullo. En el periódico del lunes una información aludía a que la ciudad lusa de Chaves está consiguiendo captar empresas gallegas por los bajos precios de su suelo industrial. A este lado, en Verín, hay parcelas en polígonos por las que nadie pregunta. Y aún por encima son caras. Será por cartos, decimos, pero nadie compra y prefieren invertir en Portugal. Otro "¡que inventen ellos!", que diría Unamuno, Así nos va.


Martes, 20 - Preocupados por lo importante, dividir

Pero, claro, los empresarios ourensanos ponen el grito en el cielo (no lo ponen, pero hacen creer al periodista que están muy preocupados)  y dicen que la competencia portuguesa es ilegal. Dignísimos dueños de mercantiles ourensanas han ido a la Lusitania atraídos por los bajos salarios y cosas por el estilo. A este lado de la raia, la preocupación por la situación económica es muy leve. Los empresarios (los orgánicos, los de las organizaciones, para entendernos), están a retos de mayor enjundia: dividirse. Incluso hasta la irrelevancia.


Miércoles, 21 - Los podemos meter a en el mismo saco 

Vivir en la calle es muy duro, no se lo deseo a nadie", dijo Juan Gabriel, un barcelonés de 49 años que anda todos los días de buscavidas por el sustrato de la urbe condal. "Lo peor de vivir en la calle es la noche, hay muchos depredadores", reconocía Salvador, de Vizcaya. "Lo peor de vivir en la calle es la soledad, no tener a quien contarle tus inquietudes", se lamenta un rumano que vaga sin rumbo por Valencia. En el Paseo de Riazor, en A Coruña, a media mañana de un día de agosto un grupo de unas diez personas ahogan a grito pelado sus penas en alcohol. A finales de mes, en el casco viejo de la muy coqueta Pontevedra, a voz en grito se persiguen unos borrachos entre las terrazas de los restaurantes y cafeterías. Todas las ciudades tienen su trastienda, la cara que avergüenza los escaparates de las tiendas caras. También Ourense, aunque a menor escala. Cada día la Policía deambula por el Hogal de Transeúnte para evitar conflictos. Por la zona antigua todavía dan tumbos seres errantes o erráticos con miradas perdidas en busca de sucedáneos de la felicidad y otros elixires. Acampan ya por un montón de lugares en la ciudad y el maniqueísmo de la sociedad nos lleva a separarnos entre los buenos (nosotros) y los malos (ellos). Un titular del periódico contaba que las peleas entre los vagabundos se adueñan del parque infantil de la calle Concejo.

En la Alameda, tres cuartos de lo mismo. La Policía interviene en un proceso que excede a su capacidad de solución, a lo sumo les disuaden y estos cambian de sitio. El mantenimiento de la Alameda y del Parque Infantil no es el deseable y ya se sabe en qué desemboca un lugar en el que cada vez se adueña más el descuido. Es injusto poner el foco ahora en vagabundos e indigentes, como si estos fuesen los únicos responsables, pese a que tienen su culpa. El problema trasciende a determinados grupos sociales y no nos olvidemos que ruido, excesos, peleas, suciedad y otros desmanes también es el rastro que dejan los botellones de cada fin de semana en los lugares en los que durante el día acampan vagabundos e indigentes. Eso sí, algunos chicos del botellón huelen a perfume caro. Antes de que el alcohol le deje el aliento fétido.

Jueves, 22 - Buscar atajos para vender lo irregular

Un hotel de las cercanías de la ciudad arrastró durante años las cadenas de la mala fama porque se los ciclistas que participaban en La Vuelta a España y se alojaron en sus dependencias pillaron una infección intestinal de aúpa. De tapadillo, algunos establecimientos hosteleros (una minoría, insisto) hacen atajos y compran alimento fresco que se vende en la calle de forma fraudulenta. El periódico retomaba este asunto el jueves, una réplica de informaciones similares difundidas ya en meses anteriores sobre temática similar. Ni antes ni ahora la Administración ha sido capaz de poner coto a esta práctica. Eso sí, el Concello dice que debe vigilar la Xunta y estos, que le corresponde a la administración local. Ya no estamos en la época en la que presumíamos de consumir el Winston de batea porque era mejor que el del estanco. Ambos mataban.
 
Viernes, 23 - La palabra de un torero y un rockero 

Los Suaves anulan cinco conciertos más por la lesión que sufrió Yossi. Ante todo mucha calma. Nunca os creais al pie de la letra la promesa de que un torero se retira. Tampoco que el viejo rockero claudique. 

Sábado, 24 - Aprovechar La Vuelta e ir a rueda

Muchos en agosto le hicieron caso al Dalai Lama: "Una vez al año ve a un lugar en el que nunca hayas estado antes". Ourense tuvo el mes pasado las mejores cifras de número de turistas desde hace quince años. Buena parte del éxito fue por las etapas de La Vuelta. Pero, los ciclistas hace ya semanas que se fueron y ahora corresponde a todos rentabilizar la inversión o nuevamente quedaremos rezagados.

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