"No sirve desratizar si hay basura y edificios en ruina”

La colonia de ratas que habita en el Casco Vello, lejos de erradicarse, continúa proliferando de cara al verano. Además de ocupar las principales vías del norte de la zona histórica -con especial incidencia en la calle Pizarro-, comienzan a ser notorias en el sur. También entre el Posío y Mariñamansa, donde encontraron sus propios criaderos en algunas zonas sin desbrozar, por ejemplo, al principio de Bonhome. El Concello sacó un concurso para adjudicar a una empresa la tarea de desratizar la ciudad. Lo ganó la pontevedresa Agronerga, desde donde señalan que acuden todas las semanas a poner veneno para eliminar a los roedores. Sin embargo, aunque cumplen su función básica, también indican que es un sinsentido: “Se comen los cebos pero la cantidad de edificios vacíos -en los que no se entra a limpiar- provoca que proliferen, habría que sanearlos y tapiarlos porque sino por mucho que echemos veneno, al tener los contenedores al lado y los restos de comida, las ratas van a seguir yendo a comer”, explica uno de los operarios que interviene en Ourense. En el pleno municipal de la semana pasada, el concejal del BNG Luis Seara preguntó al gobierno qué tenía pensado para acabar con la plaga. El alcalde contestó que “el técnico de medio ambiente dijo que se había contratado una empresa súper eficaz y nosotros nos fiamos de él”. Por su parte, el concejal de Medio Ambiente Jorge Pumar indicó que “hay una empresa que está realizando la desratización con una ampliación del procedimiento con una inversión nueva” y que “es importante que los ciudadanos cumplan con su labor de dejar depositada la basura dentro de los contenedores -no fuera- y en el Casco Histórico en los horarios establecidos”. Los vecinos del Cimborrio señalan que es “una falta de respeto” porque “los vecinos son unas pocas familias que no tiran la basura en sus calles. Simplemente, no hay contenedores suficientes y los que hay, los llenan los hosteleros”, explican. Los depósitos distribuidos en la calle Pizarro, Paz, en algunas zonas del Casco Vello sur y en los alrededores de la Catedral presentan agujeros a través de los que pasan restos de basura y aceites. Por tanto, aunque la basura acabe en su sitio, se producen filtraciones que atraen a las ratas. Lo mismo ocurre con los edificios -en estado ruinoso o con vegetación interior- que llevan años sin ser saneados o que presentan agujeros por los que entran y salen los roedores a su antojo. “La insalubridad en estos puntos es crítica, ya que habitualmente la calle se vuelve resbaladiza por la cantidad de grasa que se filtra a través de los contenedores al depositar en ellos los restos de las comidas de los locales. Además de que a escasa distancia se encuentra próximo un almacén de alimentos del que se nutre la hostelería”, indican los vecinos. Desde el Casco Histórico los residentes también apuntan que “se deberían cambiar los contenedores que están rotos y exigir que los restos vayan bien cerrados”. Además, opinan que “también estaría bien que además de entrar en solares de la zona sur, se limpiasen en la zona norte y se le pasase al cobro a los propietarios. Si no se dan identificado ahora queda pendiente para cuando aparezcan o se expropien”. Las otras plagas: avispas velutinas, culebras y cangrejos El buen tiempo hace más visible la fauna que habita en las ciudades. Las ratas no son el único peligro -funcionan como vectores de enfermedades- que acecha, sino que es común la proliferación de las velutinas y la aparición de nidos. Los bomberos de Ourense acudieron en lo que va de año a destruir 17 enjambres de estas avispas invasoras, un 30% más que el año pasado a estas alturas. Sin embargo, desde el parque de A Chavasqueira señalan que estos tres nidos que se quitan al mes pasan a ser “dos diarios en los meses de verano”. El 10% de los ourensanos padece alergia a estos insectos, aunque solo el 3% presenta una reacción grave tras una picadura. Además, también se quitan, sin destruir, los enjambres de abejas. En total este año, los bomberos desplazaron 12. Otro cometido habitual para los trabajadores del parque es la retirada de culebras. Suelen aparecer en zonas húmedas y, tras atraparlas, las desplazan para soltarlas en el monte. El cangrejo rojo americano es otro clásico del verano. Esta especie invasora es fácil de encontrar en los ríos ourensanos donde depredan larvas de anfibios y constituyen una amenaza para las poblaciones autóctonas. Además, su excavación constante produce una mayor turbidez del agua de los canales orensanos.