En la familia Novoa Guerra no se ponen de acuerdo sobre quién cuidaba a los dos pastores alemanes que su padre dejó en 2016 en la casa de Queirugás (Verín) cuando se fue vivir a Canarias. Dos de los hermanos, José Ramón y José Manuel, acabaron acusados por maltrato animal ya que los dos perros, que estaban enfermos y privados de cuidados, sufrieron y murieron en julio de 2018.
En el banquillo del Juzgado Penal 2 solo se sentó el primero porque el otro investigado murió durante la tramitación del procedimiento. Precisamente, según José Ramón, el fallecido era el que se encargaba de llevarles comida porque a él le era imposible. “Yo no tenía medios económicos ni materiales, tampoco vehículo o carné, y no tenía tiempo”, declaró en el interrogatorio. Era José Manuel, según esa versión, quien tenía mayor disponibilidad y, además, frecuentaba más la casa paterna en el pueblo.
Otros dos hermanos del acusado, que declararon como testigos por videoconferencia, responsabilizaron a José Ramón de los cuidados de los perros. Uno de ellos, José, llegó a ese convencimiento en base la trayectoria vital de su hermano: “Vivía en la casa de nuestro padre en función de cómo le iba la vida”. Por la prima Soraya supo que los perros estaban desatendidos y rápidamente cogió un avión para viajar a Ourense y hacerse cargo. Cuando llegó ya era demasiado tarde.
También José Enrique, que en un primer momento estuvo investigado en este mismo proceso penal, apuntó hacia el mismo lado. “Mi padre se vino a vivir conmigo y ellos se encargaban de los perros”, aseguró. Incluso, comentó, les preguntaba por el estado de los animales. “Me decían que les daban de comer y los cuidaban”, añadió. Por el primo Paco supo que los canes estaban abandonados.
Un vecino de lugar señaló a este último hermano como el responsable ya que “se llevó al padre y dejó a los perros abandonados”. A él le daban pena porque vagaban por el pueblo y comían en los contenedores. “José, desde Canarias, me llamaba y me pedía que les llevase pienso”, aseguró.
La denuncia por maltrato a los pastores alemanes, un macho de nombre Turco y una hembra, fue interpuesta el 13 de julio de 2018 por el Seprona de la Guardia Civil, quien recibió la alerta de una vecina al ver a uno de los canes con el agua al cuello, moribundo en una piscina desde la noche anterior. En la finca, ya estaba muerto su compañera desde hacía un par de días.
La veterinaria asegura que los animales, ya mayores, estaban enfermos -tenían tumores-, estaban sin desparasitar, muy delgados y murieron por la falta de cuidados. Según la perito, el inculpado se presentó en la finca como el encargado de los perros.
La fiscal le imputa un delito de maltrato animal y reclama una pena de 18 meses de prisión mientras que la defensa asegura que no está probado que su cliente fuera el responsable de la falta de cuidados. José Ramón, en el derecho a la última palabra, lamentó no tener medios para haber evitado esas muertes.
