Deambulando

Tiempo de leer a eximios poetas

Enfrascado en lecturas, me da por adentrarme casi en las fronteras del castellano con esos caballeros que fueron e marqués de Santillana, el infante D. Juan Manuel, el noble Jorque Manrique y más de un siglo más tarde el inca Garcilaso de la Vega

Todos a la calle, parece el lema de esta fase del desconfinamiento, y lo evidente es que se han multiplicado los paseantes. Los paseos fluviales como de romería. Hay  una necesidad de salir de casa para caminar, montar en bici o correr. Es como si toda la población se vaciase en las calles y si tienes que sortear a los viandantes para mantener esa que dicen distancia de seguridad hay que ir con mucha atención porque los grupos de jóvenes, que como con ellos parece no ir la cosa, no respetarán ningún espacio porque ya entre ellos  vulneran todas las normas por esa sensación de invulnerabilidad que dan los pocos años y que en parte parece confirmar este virus que ha arrasado a maduros y sobre todo a ancianos, pero sin tener en cuenta que pueden ser vectores de la pandemia para contagiar a otros. Poca solidaridad demuestran esos alegres para con la sociedad que les rodea. Y eso que se habla de la generación más preparada. Puede, pero no siempre acompañada de esos valores que se presuponen cuando vives en sociedad. 

No iba de jóvenes esto si no de deportistas, y de como han aflorado por millares corredores, andarines, y ciclistas, por cientos Veremos si es una fiebre de quienes se liberan de un encierro o si es algo que va a permanecer en nuestros hábitos. Sería deseable para una sociedad que la mayoría de sus miembros practicasen deporte, por lo que supone de salvoconducto para evitar muchas enfermedades y por ende aliviar a la pública sanidad.

Enfrascado en lecturas, me da por adentrarme casi en las fronteras del castellano con esos caballeros que fueron e marqués de Santillana, el infante D. Juan Manuel, el noble Jorque Manrique y más de un siglo más tarde el inca Garcilaso de la Vega. Del marqués, que hombre de armas y vasallos, aquellas hermosas coplas o serranillas, porque desarrolladas en el campo,  con su Moza tan fermosa/non vi en la frontera/ como esa vaquera/ de la Finojosa/…el infante D. Juan Manuel, con su recopilación de cuentos agrupados bajo el Conde Lucanor;  Jorge Manrique con Coplas a la muerte de su padre, el comendador, con ese poema de Recuerde el alma dormida/ avive el seso y despierte/contemplando como se pasa la vida/ como se viene la muerte/… o el hijo de princesa inca y español, nacido en Toledo, llamado el Garcilaso de la Vega, un cultivado caballero que a las órdenes de Carlos V, donde sirvió a modo de maestre de Campo, el cual yendo a asaltar una fortaleza en el Languedoc sería matado lo que afectaría de tal modo al emperador, de ordinario clemente con los vencidos, que no perdonaría a los defensores a los que mandó pasar a cuchillo. El conocido como el inca Garcilaso, renacentista e introductor del verso endecasílabo italianizante, dentro de su poemario tiene éste de Estoy continuo en lágrimas bañado/rompiendo el aire siempre con suspiros/ y más me duele nunca osar deciros/ que he llegado por vos a tal estado/... Y ya para salir de esta edad de oro de la poesía, en la que al modo del Romanticismo morían jóvenes esos poetas, me sustraigo de estas lecturas para navegar someramente por otras, cuando veo a Javier Cercas, el de Soldados de Salamina, en una breve entrevista en tv. que señala que el confinamiento para él y los de su oficio, tolerable, porque ya de por si la profesión obliga a pasar muchas horas de lectura y escritura en casa. 

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