Una vez pasado el mes de junio y casi la mitad de julio los turistas ya se han dejado ver por Ourense. Desde el sector afirman que las expectativas son buenas y que el tiempo más fresco de lo habitual del mes pasado no influyó en las reservas y las visitas, que “aumentaron en comparación con otros años” y que ofrecen una expectativa “positiva” de cara al resto de la temporada estival.
Rosa Dorado, guía turística de la ciudad, asegura que hubo “un aumento moi importante nas reservas este ano”, llegando incluso a puntos de saturación en el que tuiveron que rechazar visitas por falta de tiempo y de personal. “Estábamos dúas guías, con 20 persoas cada unha, que é o máximo que se nos permite, e tivemos que rexeitar xente porque non eramos capaces de atendelos a todos”, afirma.
También destaca que, desde el incremento de los casos de covid en la ciudad de los últimos días, ha habido “un parón de visitas e incluso cancelacións”. “A xente está meditando as opcións e está sendo cauta á hora de viaxar, e este incremento de casos estase notando nas visitas”, lo que, a largo plazo, puede suponer un problema.
Problemas añadidos
Pero el covid no es el único inconveniente. Uno de los mayores atractivos de la ciudad son sus aguas termales, de las que los visitantes sólo pueden disfrutar de unas termas de Outariz completamente saturadas y que no pueden hacer frente, motivado también por las restricciones, al aluvión de turistas que cada día quieren catar las aguas cálidas de las termas ourensanas. Dorado asegura que “moitos queren ir bañarse nas termas, pero ao só estar Outariz, moitos teñen que marchar sen poder probalas ou facer unhas colas inmensas”.
En este sentido, desde los balnearios Caldaria, espera un verano con una afluencia importante de visitantes. “Hemos estado durante este mes y medio sobre el 60% de ocupación, con picos más altos en los fines de semana”. “Con nuestro catálogo de actividades esperamos una buena afluencia de público, sobre todo en julio y septiembre, ya que en agosto la gente suele preferir destinos con playa”, declaran. De cara a lo que queda de temporada, explican que “ahora mismo tenemos reservado entre el 40 y el 45% del total, sin contar la gente que reserva a última hora, que darán un empujón a esas cifras”.
Otro problema es, según Rosa Dorado, los horarios limitados de la Catedral. Durante los fines de semana, sólo es posible que los grupos visiten la Catedral el sábado, ya que el domingo está abierta solamente para el culto. “A única persoa que está alí ten que botar a grupos moi numerosos que intentan colarse para poder visitar a Catedral”, explica, y pone un ejemplo reciente en el que “o sacristán tivo que botar a un grupo de máis de 50 persoas, e iso non pode ser, o seu traballo non é ter que andar botando xente”.
Turista cultural
En cuanto al turista que visita Ourense, dentro de que es bastante heterogéneo, destaca sobre todo el visitante atraído por la cultura. “É alguén que vai visitar todos os puntos culturais da provincia: a Ribeira Sacra, Allariz, Celanova e a propia cidade”, destaca Rosa Dorado.
Por el contrario, sí se nota que las familias están visitando menos la ciudad. “Quizais se deba á precaución pola covid, intentando protexer aos nenos, ese tipo de viaxeiro está vindo menos do normal. Antes sempre tiña varios nenos nas visitas, e agora son menos numerosos”, explica la guía.
Por su parte, desde Caldaria no encuentran un perfil más habitual en sus establecimientos: “Es muy heterogéneo, tenemos deportistas, gente que viene para un fin de semana que reserva a última hora, gente que lo planifica antes y se queda más tiempo, no hay uno predominante”.
