Los termómetros de la ciudad marcaron máximas de 35,7 grados
Recién instalado, ya ha hecho gala de su principal característica en la provincia: el calor sofocante. El verano anunció su llegada ya el lunes, último día de la primavera, con 34,6 grados, pero ayer se superó. En la primera jornada del solsticio -empezó a las 00,34 horas de la madrugada del martes-, los termómetros de la ciudad se elevaron a primera hora de la tarde hasta los 35,7, convirtiéndose en la máxima de este 2016 -la máxima histórica del mes de junio fue en 2011, con 40,9 grados el día 26-. El ambiente anticiclónico con cielos prácticamente despejados se adueñó de la provincia, que superó en casi su totalidad los 30 grados. Cumpliendo con lo habitual, Leiro registró la máxima, 36,9.
El periodo estival se prolongará hasta el próximo 22 de septiembre. Los 91 días que restan no serán muy dispares a sus precedentes, "siguiendo el régimen normal de los veranos en la provincia de Ourense", según explicó desde Meteogalicia Lino Naranjo.
La jornada de hoy volverá a estar marcada por las altas temperaturas. Pero la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) mantendrá activado el nivel de alerta amarilla desde las 12,00 horas hasta las 18,00, periodo en el que están previstas tormentas con probabilidad de precipitación de hasta el 70%, como consecuencia de la entrada de aire frío en la capa media de la atmósfera (entre dos y tres kilómetros de altura), provocando su inestabilidad.
Según informó Naranjo, "aunque no es fiable una predicción a largo plazo, el verano se presenta cálido y seco, especialmente el mes de julio". Con todo, no están descartados días como el previsto para hoy, calurosos pero con lluvia por tormentas.
La mejor forma para combatir el calor en Ourense, provincia de interior con veranos extremadamente cálidos, es en las piscinas. Así lo demostraron una vez más los ciudadanos, que abarrotaron los complejos de Oira y Monterrey. La previsión es que sea a partir de mañana cuando los vasos lleguen a su máximo de ocupación, coincidiendo con el fin del curso escolar. Además, las márgenes del río Miño, a su paso por la ciudad, y los recintos termales, vuelven a ser la estampa característica de la ciudad durante el periodo estival.
