El verano saludable de 38 niños de Chernobyl

LR- La asociación ‘Ledicia Cativa’, ubicada en el municipio de Celanova, lleva acogiendo en Galicia, durante los últimos 10 años, a más de 400 niños rusos afectados por la radiación nuclear de la central de Chernobyl. Un año más, esta iniciativa hace posible  la llegada de 38 menores, que pasarán los meses de verano, del 6 de julio al 1 de septiembre, con familias de acogida de 26 municipios gallegos, entre ellos 21 ourensanos. La razón de ser del programa es mejorar la salud de los niños.

 

José Manuel Borrajo y su mujer son los fundadores de la asociación ‘Ledicia Cativa’ que lleva desde 1997 acogiendo a niños rusos afectados por la radioactividad sufrida en la catástrofe de Chernobyl.

La iniciativa consiste en un programa de acogimiento temporal durante los meses de verano. Se trata de cuidar de un menor ruso, como si fuera un miembro más de la familia, con sus derechos y obligaciones, con el fin de proteger su salud y aumentar su esperanza de vida. José Manuel Borrajo explica que los niños pueden crecer en dos meses unos siete centímetros y aumentar de peso (entre 4 a 13 kilos). Además los menores que repiten la estancia en Galicia pueden aumentar en dos años su esperanza de vida. En su llegada y posterior ida los niños pasan unas pruebas médicas. Según José Borrajo, ‘la radiación tiene consecuencias funestas para el crecimiento’.

Este año 38 niños, de 7 a 17 años, han sido acogidos por familias de varios municipios de Galicia; cinco niños en Lugo, cinco en A Coruña, siete en Pontevedra y 21 en pueblos ourensanos.

La mayoría de los menores proviene de orfanatos, centros de acogida y familias del ámbito rural. El fundador señala que lo importante es que conozcan otro estilo de vida, ‘más en familia’. La asociación no cobra cuotas a los asociados, subsiste por la voluntad de cada familia en mantenerla. Según el responsable, ‘la solidaridad rasca en el bolsillo pero también en el corazón’. El fundador afirma que son muy transparentes con las cuentas y que la asociación crece, ‘poquito a poco’. José Borrajo explica que los niños no saben lo que es dar un beso cuando vienen por primera vez, pero los que repiten, ’se lanzan con un cariño impre sionante a las familias’. El responsable de la asociación admite que todos los años tienen problemas tanto con la documentación, como con las administraciones rusas y españolas: ’Todos los días los dedicas al programa’ José Antonio Pérez, presidente de la mancomunidad, es uno de los celanoveses que acoge este año a dos niñas procedentes de orfanatos. Una de ellas lleva viniendo durante nueve años y la otra hace tres. Según José Antonio Pérez, ’al principio tie nes muchas dudas, pero cuando se van esperas impaciente a que vuelvan el próximo verano’. José Antonio explica que es una experiencia y aventura muy gratificante, ’sólo piensas en ayudarles a salir de la situación en la que viven’.

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