Siete vertidos ilegales llegaron a la depuradora de San Cibrao desde el que afectó al Barbaña

Imagen que presentaba ayer el embalse de Cachamuiña.  (Foto: Xesús Fariñas)
Siete vertidos tóxicos llegaron a la depuradora de San Cibrao desde el pasado 24 de junio, cuando un derrame de ácido clorhídrico y amonio causó la muerte de más de 17.000 peces. Los vertidos fueron de chapapote, detergente y aceite. Los derrames registrados fueron de chapapote, aceite y detergentes.
La investigación que está llevando a cabo la Fiscalía y la Guardia Civil para identificar al autor del vertido de ácido clorhídrico, amonio y metales pesados registrado el pasado 24 de junio en el río Barbaña aún no dio frutos. La contaminación llegó a la depuradora de San Cibrao y, posteriormente, al al cauce del Barbaña ocasionando la muerte de más de 17.000 peces. Mientras los agentes continúan con las pesquisas, a la depuradora llegaron otros siete vertidos ilegales, que arrastraban grandes cantidades de detergente, chapapote y aceites usados.

El grupo de gobierno de San Cibrao y los responsables de la depuradura alertaron de la situación a los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, que inmediatamente recogieron muestras de agua en el río Barbaña, ‘pero no se detectó contaminación. Los parámetros del cauce están dentro de lo normal’, afirmaron fuentes del organismo de cuenca.

A la depuradora llegan los vertidos de las empresas de los parques industriales de San Cibrao, Barreiros y Pereiro de Aguiar. Dos técnicos del Concello de San Cibrao inspeccionaron toda la red analizando para identificar los derrames de detergente, chapote y aceite, que se produjeron en días alternativos. ‘Un vertido ilegal, en caso de producirse en una empresa de San Cibrao, tarda entre tres y cuatro horas en llegar a la depuradora, que es cuando se detecta. Entonces, recorremos toda la red, levantando todas las tapas de las alcantarillas, pero cuando llegamos al punto de origen ya no quedan restos de contaminación para demostrar que salió ésta o aquélla empresa’, explicaron en el Concello.

Los siete vertidos llegaron a la depuradora cuando una empresa la estaban inspeccionando para determinar si funcionó perfectamente el pasado 24 de junio. Los técnicos, que fueron contratados por el Concello, finalizaron ayer su trabajo, concluyendo que ‘la depuradora funcionó correctamente, no se produjo ningún fallo. La conta minación salió al río porque no hay capacidad ni infraestructura para depurar ese tipo de vertido. Es más, ningun de las depuradoras que hay en Galicia recogerían un vertido de esas características’ , explicó el primer teniente de alcalde de San Cibrao, José Méndez.

En el informe final, los técnicos aseguran que el vertido de ácido clorhídrico, amonio y materiales pesados ocasionó daños en el ‘vaso bacteriológico’ en el que se almacena la contaminación para ser depurada. El ácido causó la muerte de la mayoría de los organismos microbiológicos encargados de la depuración, lo que obligó a los responsables de las instalaciones a oxigenar a los que quedaron para que no terminaran también muriendo y tener que parar la depuradora. La oxigenación se prolongó por espacio de tres días ‘hasta que logramos que se recuperaran. En la actualidad, las instalaciones ya están funcionando perfectamente’, dijo el gerente de las instalaciones, Enrique Iglesias.

La investigación para identificar al autor aún no dio fruto.

La presa de Cachamuiña, bajo mínimos

La empresa Aquagest comenzó a revisar la depuradora y estación de bombeo del río Miño con el objetivo de ponerlos en funcionamiento, posiblemente la próxima semana, ante la falta de agua en el embalse de Cachamuiña, del que continua abasteciéndose la ciudad.

El nivel del agua baja entre 13 y 12 centímetros cada día y los técnicos de Aquagest estiman que llegará, al menos, para cuatro o cinco días más. ‘Con la lluvia de la semana pasada aumentó el agua acumulada y esto nos permite continuar con el abastecimiento sin necesidad de conectar el bombeo del Miño, pero la reserva ya está escaseando’, apuntaron en el Concello.

El bombeo del río Miño pro voca una gasto de más de 36.000 euros al Concello durante la época estival. El año pasado por estas fechas, ya estaba en funcionamiento debido a la sequía y la falta de caudal en la presa de Cachamuiña, en la que ayer, debido a la falta de agua, se podían observar rocas, paredes y muros, que en otro época sirvieron para cercar fincas, al descubierto.

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