La víctima de los Madriles: "Gracias a ellos, estoy viva, nunca me dejaron"

Ourense. 13/05/2021. Dibujos concurso de comisaría de Policía.
Foto: Xesús Fariñas
photo_camera Los dibujos de los niños que pasan por la UFAM (XESÚS FARIÑAS).
La víctima de los Madriles fue rescatada y protegida por la UFAM 

Eva no puede olvidar la imagen de la joven que entró por la puerta de comisaría el 26 de enero de 2018. "¡Cómo venía! Temblando y con una mirada de miedo que si pienso en ella me atraviesa el corazón", asegura esta policía de UFAM. En este caso, sí había evidencias del calvario sufrido: trasquilones en el cabello, sucia y el cuerpo lleno de moretones y cicatrices. Había estado 19 días retenida en la casa de los Madriles, en donde fue violada, humillada y vejada por Javier Gabarri Jiménez con el resto de la familia como cómplices. 

Al principio no quería denunciar y hoy, con el caso sentenciado, no se arrepiente: "Gracias a ellos estoy viva, nunca me dejaron de lado y hoy, por fin, tengo una vida nueva", asegura la víctima, quien tiene una nueva pareja y a finales de diciembre va a ser madre.

Los policías de UFAM detectaron que algo iba mal en el seguimiento porque la joven estaba en el sistema VioGén a raíz de una denuncia de violencia de género. Una noche quedó con Javier para tener una relación consentida y a partir de ahí fue conducida a la casa del clan, en la que estuvo encarcelada más de dos semanas. "Nunca se puede dudar de nadie y juzgar por el tipo de vida que se lleve; nadie merece pasar por lo que pasó esa niña", asegura Eva.

Antes, durante y después

Antes, durante y tras los Madriles, esta mujer estuvo muy de la mano de los agentes de protección de la Policía Nacional. Según ella misma dice, después la ayudaron a salir de la espiral de la violencia machista que sufría con su exmarido. "Llamé a Vicente cuando residía en un pueblo de Ourense, le dije que  no aguantaba más y que tenía miedo porque mi marido me decía que me iba a matar, y él me animó a que acudiera a la Guardia Civil", relata la mujer.

Hay casos en los que las víctimas, en los casos más graves, también se protegen con dispositivos telemáticos que, según la Policía, "protegen y salvan vidas". Una pulsera las avisa cuando el agresor está en zona de exclusión.

Pero la protección, tal como dicen estos agentes, debe avanzar hacia un sistema verdaderamente integral en el que  profesionales de distintos ámbitos trabajen de forma coordinada para "saber cuánto maltrato hay", incluido el psicológico, brindando seguridad y apoyo en todos los casos. 

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